El Barça, que conquista su 14ª Liga consecutiva, no tiene rival
El equipo azulgrana se impone al Granollers (40-37) y festeja su cuarto laurel del curso a la espera de la Copa del Rey y la Champions, en cuartos ante el PSG
Desde hace tiempo, 14 años exactamente, que la Liga Asobal se disputa para saber quién será el segundo, pues el dominio del Barcelona es abrasador y no hay quien le tosa. Con su triunfo de este sábado sobre el Granollers (40-37), el equipo de Carlos Ortega encadena 14 entorchados, una racha sin parangón y sin rival, una soberanía impoluta, un descuello sin igual. En esta ocasión le sobraron cinco jornadas tras una temporada sensacional, pues ha vencido todos los encuentros menos el empate concedido en la primera jornada contra Bidasoa Irún (26-26). No fue distinto ante el Granollers en el Palau y el confeti volvió a ser azulgrana.
Antes de que comenzara el encuentro, mientras anunciaban los nombres de los jugadores por la megafonía del Palau, la plantilla sonreía y chocaba las manos al tiempo que Petrus hacía el gesto surfero que Ronaldinho trajo en su día al club para jarana de los demás. Después, el equipo hizo una piña, todos juntos en al área técnica azulgrana. “¡Vamos a ganar este partido!”, se limitó a decir el capitán Dika Mem, sin estridencias ni palabras sentidas, solo la exigencia adquirida con naturalidad por su supremacía. 30 segundos más tarde Mem hacía el primer gol, manos a la obra. Pero el Granollers no es un rival de postín ni de garrafón y, con transiciones rápidas, trató de decir la suya para poner en apuros a un rival que no le hacía ascos, sin embargo, a correr. Todo un espectáculo, una ida y venida que bien podía causar tortícolis a los espectadores, un derroche físico en el que el Granollers se refugiaba en la zurda de Yusuf -que hace tiempo que dejó de ser una promesa, cedido por el Kielce aunque ya sabe que su próxima estación es el Limoges francés- y en las manos de Roberto Rodríguez, que por algo es el portero con más paradas en la competición. A su vez, el Barça contaba con Gonzalo Pérez de Vargas bajo los palos y encontraba a Carlsbogard y Aleix Gómez, también en Melvyn Richardson, en el arco contrario. 21-19 al entreacto; todo por decidir.
“¡Nos están metiendo muchos goles, tíos!”, se quejaba Ortega, un tanto contrariado por lo que ocurría en el 40 por 20; “no hacemos una puñetera falta, es que hacéis lo que os da la gana y no puede ser”. Pero el Granollers, que ha vuelto a hacer un curso sensacional, tercero en la clasificación, seguía en sus trece, capaz de poner las tablas (24-24) y mantener el pulso de David contra Goliat. Era un no parar, un duelo a la velocidad del sonido, un balonmano al sprint y al abordaje. También un envite de pulsaciones aceleradas, al punto de que Mem se encaró con Sergi Franco por una falta sobre Petrus, tarjeta roja a la postre. Richardson convirtió el penalti, tres goles de diferencia, soplido de alivio para el Barça. Pero era poca cosa (37-35) a falta de tres minutos. Aguantó el tipo y la ventaja el Barça y al fin celebró el trabajado triunfo. Gloria al Granollers y victoria y festejo del Barcelona, que sumó su cuarto título del curso tras los laureles en la Supercopa de Catalunya, la Supercopa Ibérica y la Copa de España. Queda por ver cómo se desenvuelve e la Copa del Rey y, sobre todo, en el mayor de sus retos: la Champions, ya clasificado para los cuartos -paso previo a la Final Four- contra el PSG, envites que serán el 25 de abril y el 2 de mayo. Aunque ahora le toca disfrutar la Liga Asobal, racha que se inició el 11 de septiembre de 2010 con la victoria en el Palau frente al Torrevieja (34-25) y que se mantiene 13 años y medio después, una monstruosidad que se explica con su última derrota, en el Palau ante el Granollers (28-29) el 13 de abril de 2018. No sucedió lo mismo este sábado y los jugadores, en un corro primero y con Mem en el centro y la Copa al aire, celebraron su nueva Liga, un dominio sin fin.
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