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Gallina de piel
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Real Madrid mueve la isla

La persona que escribe los guiones de los partidos del equipo de Ancelotti, autor de relatos de todo tipo de victorias ‘in extremis’, se está quedando sin ideas y empieza a rozar las marcianadas narrativas

Julian Alvarez
Daniel Verdú

Hubo un tiempo, cuando las series empezaban a salir del armario y a convertirse en obras de arte gracias a HBO, en el que nos enganchamos a una aventura extraña que se llamaba Lost [Perdidos]. El título ya daba pistas sobre cómo iba a acabar el espectador después de tantos giros alrededor de la vida de un grupo de pasajeros que, teóricamente, resistía en una isla tropical tras un accidente de avión. Después de seis temporadas y cambios de ritmo surrealistas al servicio de un misterio cada vez más irresoluble, o sea, de la nada, uno de los personajes se metía en una especie de búnker y proclamaba: “Vamos a girar la isla”. Y así, a la manera gattopardiana, el pedazo de tierra rotaba sobre sí mismo para que todo encajase de nuevo. Nada tenía sentido, pero tragamos, y seguimos viéndola fascinados, tanto como nos ocurre ahora con el Real Madrid y sus victorias en Champions.

En algún lugar secreto debe de esconderse un novelista frustrado que diseña los guiones de los partidos en Europa del equipo de Carlo Ancelotti. Alguien le ha encargado que invente cada vez un capítulo en el que el Madrid se clasifica de forma heroica, extraña o inesperada, preferiblemente en el último minuto. Si tienes a bien, le piden, evita un partido aplastante, un cuatro a cero de comienzo a fin. Apuesta por goles en la prórroga, remontadas en diez minutos, penaltis que se estrellan inexplicablemente en el travesaño. Pero al guionista, después de tantos años, como le sucedería a cualquiera, se le comienzan a agotar las ideas. Y esta temporada, para no repetirse, nos ha regalado este giro de guion, una especie de MacGuffin al servicio de la gloria, en el que el protagonista se clasifica porque un jugador, aparentemente, se resbala, roza de forma imperceptible para el ojo humano el balón, y el penalti que acaba de quitarle las telarañas a la escuadra queda anulado. ¡Qué ingenio! ¡Qué bravura narrativa! La historia, pasa de la épica, a la marcianada.

Jugar contra el Real Madrid, no hay que darle más vueltas a la isla, es hacerlo contra esa serie de guiones escritos antes de empezar el partido. También contra el destino y ese peso de la historia, que le ponen a temblar las piernas a casi cualquier rival en los últimos minutos del partido, aunque le saque dos goles. Pero ahora, resulta que también hay que competir contra la estadística, o la probabilidad. Cada eliminatoria viene precedida por la predicción de ese oráculo de unos y ceros llamado Opta que anticipa finales, campeonatos y victorias de todo pelaje. Una base de datos que trabaja sobre varios niveles de información como pueden ser pases, disparos, minutos jugados, kilómetros recorridos, etc. Y no solo analiza jugador por jugador, sino que también extrapola los análisis al club al que pertenecen.

A estas alturas, Opta ha dicho que gana la Champions el Barça. Pero no da una. También dijo que el Liverpool lo lograría, y la semana pasada cayó eliminado. Suceden demasiadas cosas en un terreno de juego para la máquina. Ocurren a la vez y, la mayoría de veces, sin sentido. Especialmente si juega el Madrid. Yo si fuera el resto, estaría atento a lo que pueda escribir el guionista en los próximos partidos.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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