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Mykolas Alekna bate dos veces el récord del mundo de disco en un descampado sin gradas que es el paraíso de los lanzadores

Ramona, un pueblo de 500 habitantes de Oklahoma que lleva el nombre de una novela del siglo XIX, se ha convertido en el controvertido escenario de las tres últimas plusmarcas del lituano

Mykolas Alekna
Fernando Miñana

El atletismo es tan amplio que permite ver un récord del mundo bajo los focos de un Stade de France repleto de público, con 75.000 espectadores excitados al ver saltar al fabuloso Mondo Duplantis por encima de 6,25m en la final olímpica de pértiga, pero también que otro se supere en un descampado de Ramona, un poblado de 500 habitantes de Oklahoma, en el centro de Estados Unidos, donde un lituano de casi dos metros y 108 kilos, Mykolas Alekna, ha elevado ya tres veces la plusmarca de lanzamiento de disco. Las dos últimas fueron este domingo, en una reunión sin graderíos, como si fuera una capea. Allí lanzó el disco de dos kilos a 74,89m y, después, hasta 75,56m. Este atleta de 22 años es el primer hombre de la historia en superar la línea de los 75 metros.

Ramona es un insulso pueblo de 500 habitantes que, tiempo atrás, era territorio indio en la Nación Cherokee. Un lugar, un antiguo apeadero ferroviario, que debe su nombre a la novela homónima de la escritora estadounidense Helen Hunt Jackson, defensora de los derechos de los indios nativos. Allí, en aquel remoto lugar con el nombre de una novela que algunos equiparan a La cabaña del tío Tom, se celebra, pasado el invierno, el Oklahoma Throws Series World Invitational, una reunión de categoría bronce, que se ha convertido, por sus vientos favorables, en el paraíso de los lanzamientos. Allí, además de Alekna, otros cuatro lanzadores pasaron de los 70 metros. El australiano Matthew Denny, su gran rival, firmó la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos —tras las dos del lituano—: 74,78m. Y hasta Diego Casas, un discóbolo vallisoletano de 1,98m, no pudo escapar del influjo de Ramona y salió de aquel patatal con una marca de 65,54m que le coloca como cuarto mejor lanzador español de todos los tiempos.

Aquella llanura es propicia para que entre un viento fuerte y constante, ideal para que el disco vuele. Lo mejor para el lanzador, pese a lo que pensaría la mayoría, es que el viento sople en contra. Si la técnica ha sido correcta, el disco seguirá girando más tiempo que si el aire fuera a favor, como explica Toni Simarro, un veterano entrenador de lanzadores en Castellón. “Lo más idóneo es que entre el viento en contra, sin rachas, y, a ser posible, de frente, pero ligeramente de derechas, si el lanzador es diestro, o de izquierdas, si es zurdo. Si las condiciones son óptimas se puede mejorar entre cuatro y ocho metros, una barbaridad. Ese mismo viento, pero a favor, convertiría esa marca de 75 metros de Alekna en varios metros menos”.

Los vientos de Ramona también favorecieron que Valarie Allman realizara la mejor marca de este siglo con el mejor lanzamiento que se ha visto desde 1989. La estadounidense llegó hasta 73,52, que es el nuevo récord de Estados Unidos y Norteamérica. Los puristas están en contra de este paraíso de Ramona. Allí todo es legal, pero también es, dicen, demasiado forzado, demasiado artificial, para encontrar, lejos de los tradicionales estadios de atletismo, el lugar ideal para lanzar con el mejor viento posible.

Mykolas Alekna es hijo de un mito de la especialidad: Virglijus Alekna, doble campeón olímpico y mundial. La familia Alekna aparece entre los cuatro primeros puestos del ranking mundial de todos los tiempos. Además de ellos dos, y del australiano Denny, figura el alemán Jürgen Schult, que ostentó el récord del mundo (74,08m) durante 38 años. De 1986 a 2024, cuando Mykolas acabó con el que entonces era el tope mundial masculino más antiguo.

El joven plusmarquista, que fue sorprendido por el jamaicano Roje Stona en la final olímpica de París, en un concurso en el que ninguno de los competidores, lejos de Ramona, superó los 70 metros, estudia en la Universidad de California, en Berkeley. Allí pule su técnica Mo Saatara, un técnico que ha forjado a nueve lanzadores olímpicos. Saatara antepone la técnica a la potencia. El entrenador asegura que no es imprescindible convertir al atleta en una mole de músculo para lanzar un artefacto de solo dos kilos. “Principalmente, lo que queremos hacer al entrar es ser estables y replicar las mismas cosas que ha estado haciendo en los entrenamientos, y dejar que la energía haga el resto”, explicó después del ya considerado mejor concurso de lanzamiento de disco de la historia. En Ramona, por supuesto.

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Sobre la firma

Fernando Miñana
Lleva en el periodismo desde 1993. Primero en 'Las Provincias' y escribiendo para los periódicos del Grupo Vocento, y ahora en EL PAÍS. También colabora con Valencia Plaza y la revista 'Corredor'. Viaja habitualmente a los campeonatos internacionales de atletismo.
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