La Eurocopa más excepcional
El torneo comienza este viernes en Roma, una de las once sedes repartidas en diez países, marcado por la pandemia, con el enredo de la Roja con las vacunas y con Francia como gran favorita
No hay forma de que España evite los sobresaltos en la sala de espera de las grandes competiciones. Turbulencias y más turbulencias. En Rusia, en una soleada mañana en Krasnodar, cayó una bomba de racimo en la concentración de la Roja. Explotó el flirteo entre el Real Madrid y Julen Lopetegui y España reventó. Todo un sainete. Tres años después, con el planeta aún azotado por la pandemia, el positivo de Busquets ha sacudido la Ciudad del Fútbol.
Para colmo Luis Enrique, tan Luis Enrique, prefirió alistar a 24 y no 26 futbolistas y resulta que finalmente tuvo que recurrir a 39 divididos en dos burbujas. No quería saturación y la Roja ha terminado por abarrotarse. Lejos de rectificar, al seleccionador se le hinchó este jueves el pecho: “Si lo llego a saber hubiera llamado a 23”.
De colmo en colmo. Tras agitar al Gobierno para que el grupo se vacunara resulta que movilizado el personal sanitario del Ejército al respecto surgieron repentinas dudas en el corpus federativo. De improvisación en improvisación, tarde y mal. ¿Y si hay reacciones adversas cuando solo quedan cuatro días para el estreno de España frente a Suecia del próximo lunes? Monodosis o nada. Al final, Sanidad validó un solo pinchazo. Un asunto chapucero que las autoridades competentes debieron dejar zanjado hace tiempo —como se hizo con la selección olímpica— y se hubieran evitado las urgencias de última hora. Más que una Eurocopa, la Roja afronta una Eurovirus, con el estadio sevillano de La Cartuja como centro de vacunación popular unos días y otros como feudo futbolístico de España.
Convendría que por fin vacunada, la Roja pueda dar paso al fútbol, porque el torneo más ambulante de la historia comienza este viernes. Lo hará en Roma, una de las 11 sedes de 10 países fijadas por la UEFA. Italia y Turquía (21.00, Telecinco) abrirán la 16ª edición de uno de los campeonatos tradicionalmente más abiertos. Hasta 10 selecciones se han entronizado, algunas de la forma más pasmosa. Como la Checoslovaquia de Panenka en 1976, la Dinamarca llegada de la playa en 1992 o la Grecia del sorprendente Zagorakis, el hoy eurodiputado que en 2004 fue elegido el mejor jugador. Nada que ver con los Mundiales, donde el coto es más cerrado: ocho equipos se han repartido los 21.
Las apuestas
Pocas veces una Eurocopa se ha puesto en marcha con un favorito unánime. Todos contra la Francia de Mbappé, Griezmann, Benzema, Dembélé, Kanté, Pogba, Varane... Una súper estrella por puesto a las órdenes de Didier Deschamps. En las apuestas también puntúan al alza la defensora del trono, la Portugal de Cristiano Ronaldo y Bruno Fernandes. También oposita la Inglaterra en la que Kane acuna a parvularios tan prometedores como Foden, Sancho, Rashford y Bellingham. Y piden paso Bélgica y las tradicionales Alemania —reina del torneo junto a España con tres títulos cada una— e Italia. Eso sí, alguno de los principales pretendientes caerá en la primera fase, al coincidir en el mismo grupo Francia, Alemania y Portugal.
Con menos eco llega la candidatura de la Roja, una selección en la noria, tan épica para abrumar a Alemania (6-0 el pasado mes de noviembre) como decepcionante otras veces. A Luis Enrique le ha tocado rearmar un equipo que tras el cuatrienio dorado (2008-2012) ha perdido pie en todas las competiciones. Sin Sergio Ramos, ya solo Busquets remite a los tiempos de gloria y confetis.
El preparador asturiano ha cribado y cribado hasta perfilar un grupo notable, pero irregular, nada sobrado de experiencia y con grietas en las áreas. No hay certidumbre con el portero titular y en muchas ocasiones el gol ha resultado un viaje a Marte. Es la hora de Pedri, Ferran, Gerard Moreno, Dani Olmo, Marcos Llorente, Oyarzabal, Pau Torres... A la espera de Busquets, a ellos deben arropar jugadores con más carrete, caso de Jordi Alba, De Gea, Koke, Thiago y Morata.
Así llega España a la Eurocopa más excepcional. Con unos aforos limitados y otros no. Con equipos vacunados y sin vacunar, con países más restrictivos que otros. Burbujas y más burbujas. Un torneo ante el examen más exigente desde que el directivo francés Henri Delaunay concibiera el evento tras retirarse del arbitraje por un balonazo que le astilló varios dientes. El sueño de Delaunay se demoró tres décadas. Él murió antes. Ahora, 61 años después de la primera Eurocopa, la UEFA se la juega contra un maldito virus.
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