El Barça no se corrige y cede terreno al Madrid
Dos golazos de Bryan Zaragoza dejan en evidencia la mala defensa azulgrana ante un valiente Granada
El Barça no para de descontar puntos en campo contrario mientras el Madrid tira millas con Bellingham. La diferencia ya es de tres camino del clásico del 28 en Montjuïc. Tampoco pudieron los azulgrana con el Granada después de empatar en Mallorca y Getafe. Ni colectiva ni individualmente marcaron las diferencias en un partido protagonizado por Bryan Zaragoza. El extremo malagueño tuvo más peso, eco y gol que Lamine Yamal. El barcelonista ni siquiera pudo acabar el partido de Los Cármenes. Las lesiones musculares descuartizan a un equipo invertebrado y blando, tan poco consistente que no puede con adversarios que ocupan la parte media baja de la Liga.
Los azulgrana sacaron de centro dos veces en 18 segundos, una para empezar el partido y la segunda después del gol de Bryan Zaragoza, que cruzó la pelota asistido por Lucas Boyé. La presión y la velocidad del Granada contrastaron con la calma del pusilánime Barça. No estuvo fino Christensen en la salida de la pelota, la perdió Gavi, no puso el pie Gündogan y Bryan salió disparado hacia Ter Stegen. Los equipos han aprendido a atacar a la defensa barcelonista con dos delanteros y las ocasiones se suceden en los distintos partidos, también en Granada.
Los barcelonistas no se corrigen sino que se acostumbran al escenario, dispuestos al intercambio de golpes, confiados en su juego de ataque, incluso cuando falta por lesión Lewandowski. Así que el partido discurrió media hora más con la pelota a pies de los azulgrana hasta que Bryan Zaragoza volvió a aparecer para marcar un segundo tanto antológico por la exquisitez en la definición y eliminación de Koundé. El delantero malagueño descuajeringó por dos veces al central francés, que quedó petrificado, sustituido después (lesionado) por Araujo.
La jugada resultó admirable por los regates y los cambios de ritmo, también por la velocidad y la quietud de Bryan, sobresaliente también en el tiro después de frenar para vencer a Ter Stegen. La efectividad del punta compensó la solidaria defensa de sus compañeros dispuesta por Paco López. Los azulgrana no acertaban a rematar su fútbol de posesión y asociación y las ocasiones acababan a menudo en el córner hasta que apareció Lamine Yamal.
El extremo pasaba por el área y se encontró con una pelota mal chutada después de un escorzo de João Félix para convertirse con 16 años en el goleador más joven de la Liga. El desequilibrio de Yamal era tan apreciable como el desequilibrio del Barça. El fútbol fluía ofensivamente y en cambio cedía defensivamente, demasiado expuesto y penalizado por la permeabilidad de los medios y las salidas de sus pujantes laterales João Cancelo y Balde. El equipo, a fin de cuentas, no para de dar vueltas a la figura del medio centro desde la salida de Busquets.
A veces da la sensación de que necesita dos futbolistas para sustituir al jugador que se fue al Inter de Miami. La lesión de De Jong, que por momentos mezcló bien con Oriol Romeu, ha aumentado más todavía las cábalas de Xavi. El futbolista catalán acabó por perder también el sitio sin la compañía del holandés y el entrenador optó por confiar la dirección en Gündogan. Romeu salió del equipo y entró Fermín para formar como interior junto a Gavi. El protagonismo de la cantera se extendió a la defensa con Balde y a la delantera con Lamine Yamal.
Yamal, lesionado
El Granada, sin embargo, defendió mejor a Yamal que el Barcelona a Bryan Zaragoza. Las oportunidades del equipo de López fueron tan escasas como claras en la expectación de Los Cármenes. El penúltimo equipo de la Liga se batía con grandeza ante un campeón desvencijado por las lesiones y la esterilidad de sus puntas, muy redundantes en el pase y poco finos en el disparo ante Ferreira. La hinchada se inflamó además con las decisiones del árbitro —sonó repetidamente el cántico de Negreira— y el fútbol barcelonista se ralentizó poco a poco, aparentemente resignado con el 2-1.
La rueda de cambios giró más a favor del Granada que del Barça. Los azulgrana perdieron juego y energía y se quedaron sin Yamal. El extremo se retiró con molestias y Xavi dio entrada a Oriol Romeu porque no tenía más delanteros que el ariete del filial (Pau Víctor) y el del juvenil (Marc Guiu). A partir del coraje de Araujo, el Barça recuperó el ánimo y exigió más a Ferreira. El portero respondió muy bien a cada chut a hasta que solo pudo desviar un centro de Balde y la pelota quedó a pies de Sergi Roberto: 2-2.
El palo impidió después que Bryan anotara un triplete y el árbitro anuló un gol a João Félix por fuera de juego posicional de Ferran en un final de partido frenético y caótico que avaló más la propuesta del Granada que del descontrolado y desfondado Barça.
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