Un Sevilla acaudillado por Sergio Ramos frena al Real Madrid
El equipo andaluz, revitalizado con la llegada de Diego Alonso, doma a un cuadro blanco sin tino arriba ni la gracia habitual de Bellingham. Un cabezazo categórico de Carvajal iguala el autogol de Alaba (1-1)
Un Sevilla vitaminado y acaudillado por Sergio Ramos, y la falta de gracia rematadora del Madrid frenaron la progresión de los blancos en la Liga. Jude Bellingham, en una versión más mate, no tuvo esta vez la última palabra y Ramos falló en su minuto de oro, el 93, con un cabezazo en boca de gol. Fue un empate con mucha trama en Nervión. Un duelo atractivo que empezó y terminó de área a área, con un cuadro local revitalizado con la llegada al banquillo de Diego Alonso, y que discurrió bajo el gran cartel del reencuentro de Ramos con el Madrid. El central salvó un par de ocasiones en su área y dejó dos remates categóricos en la rival. El VAR, eso sí, le indultó nada más empezar por un autogol gracias a un fuera de juego de Bellingham.
Lo último que se había visto del nuevo técnico del Sevilla, Diego Alonso, fue una selección uruguaya apocada en el Mundial, decepcionante, eliminada en la fase de grupos y sin grandes aspiraciones ofensivas hasta que no le quedaba más remedio. Sin embargo, en su regreso a los banquillos, 10 meses después y ante el Madrid, no pudo presentarse con un libreto más opuesto. Defensa adelantada, pese a que los dos centrales (Sergio Ramos y Gudelj) no son dos pipiolos (37 y 31 años, respectivamente), y presión arriba. “El partido es como en el barrio. ¿Saben cuando te pegan y tienen sangre? Algunos ven sangre y salen corriendo; otros ven sangre y van al frente. Eso es lo que tenemos que hacer nosotros. Nos pegan, ven sangre, vamos y vamos”, les gritó a los suyos.
La idea desembocó en un primer acto de mucho trajín, el partido iba y venía de un lado a otro, aunque bien pudo resolverse para los blancos en el primer cuarto de hora por los desajustes iniciales locales en el arranque. De entrada, cada ataque del Madrid era una autopista hacia Orjan Nyland. En ese campo abierto, los muchachos de Carlo Ancelotti encontraban los pases en profundidad y las oportunidades sin apenas oposición. Una cuchara de Vinicius para el minuto tres que Sow mandó a córner, un gol anulado a Valverde (o autogol de Ramos) por fuera de juego de Bellingham, Gudelj sofocando otro fuego, Ramos frenando a Vini, y una contra abortada por el árbitro para asistir a Ocampos que fue muy protestada por los blancos. El Sevilla caminaba por el desfiladero, pero poco a poco fue domando el duelo con la posesión.
Rodrygo sigue a oscuras
Al Madrid tampoco le importaba en exceso. Seguía pudiendo hostigar a la contra. La amenaza en los territorios de Kepa, no obstante, se elevó de forma considerable. La sacó Carvajal bajo palos a Rakitic tras una jugada que partió de un error suyo ante Ocampos y, a los segundos, el meta vasco le sacó un tiro al argentino. La tarde ya se había nivelado en Nervión. Ramos también evitó un gol cantado en la línea, mientras Sow fallaba delante del meta madridista, y Vini erraba en una contra y tiraba al muñeco. El Sevilla trataba de llegar con más toque; el Madrid, con más vértigo. Mientras, la nueva encomienda a Bellingham, sometido a vigilancia especial, era emparejarse con Ramos en los saques de esquina. Casi nada. No le faltaba miga al choque. Tampoco a Ramos y Rüdiger, dos gallos que se retaban en la plaza pública.
El descanso devolvió otro episodio más del Rodrygo a oscuras ante la portería rival. Se buscó bien el espacio dentro del área, pero Nyland le frenó abajo. Y, al minuto, le paró por arriba en un intento de vaselina algo forzado. El partido, sin embargo, se había tomado una tregua, sin tanto foco en las áreas, y Ancelotti le buscó una vuelta con Modric y Camavinga en lugar de Tchouameni y Valverde. En la orilla sevillista, Suso relevó a un obtuso Lukebakio.
Los centros al área volvieron a subir el volumen. Esa se convirtió en la vía de ataque más habitual de los locales. Sin excesivo peligro, hasta que, en uno de ellos, Alaba se la metió él mismo. La colgó Acuña y el austriaco, en el intento de adelantarse a En-Nesyri, la embocó él solo con el costado. Y de balón colgado a balón colgado, también con En-Nesyri por medio. El marroquí supera a Carvajal en 19 centímetros (192 frente a 173), pero el lateral le ganó en un duelo en un córner y se destapó con un testarazo poderoso en el primer palo. Curioso: de sus seis goles en Liga en toda su carrera, tres han sido de cabeza.
La igualada frenó a Ancelotti, que ya se disponía a hacer tres cambios. Brahim y Fran García se quedaron con las ganas, pero sí dio vuelo a Joselu por Rodrygo. La tarde derivó en cabezazos, como los de Ramos. El primero se lo detuvo un buen Kepa y el segundo se le marchó alto. Era el minuto 93. Su territorio. Pero esta vez no ocurrió. El duelo, eso sí, terminó arriba, de un sitio a otro, con Vinicius relevado tras otra trifulca (venía de reclamar un penalti), un intento final de Kroos y Carlo Ancelotti tirando de ironía para no criticar al árbitro.
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