Vuelve Thibaut Courtois, el portero de la habitación 314
El belga, que en agosto se rompió el cruzado de la rodilla izquierda y en marzo el menisco de la derecha, será titular ante el Cádiz, primera oportunidad para el alirón del Madrid si gana y no lo hace el Barcelona
Después de romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda el 10 de agosto de 2023 y el menisco interno de la derecha el pasado 19 de marzo, ahora sí está de vuelta Thibaut Courtois, justo a tiempo para levantar la Liga vestido de corto. El meta entró en la convocatoria de la ida de las semifinales contra el Bayern y este sábado será titular en casa ante el Cádiz (16.15, Movistar) en la primera oportunidad de los blancos para compulsar el título. Necesitan ganar y que el Barcelona no lo haga dos horas más tarde en Girona (18.30, DAZN). Sería un alirón en diferido.
A falta de una semana para cumplir los 32 años, el belga regresa de la mayor lesión de su carrera (el cruzado), la más temida por los futbolistas, a la que se le unió el problema en el menisco de la otra pierna cuando ya se encontraba a unos días de verse de nuevo en una lista. Un chasquido en una acción rutinaria de un entrenamiento, y otro paso por el quirófano, han demorado seis semanas una vuelta que a mediados de marzo ya se daba por hecha.
La idea de Carlo Ancelotti con él y con Éder Militão, que sufrió la misma rotura de cruzado dos días más tarde, era darles minutos a partir del duelo con el Athletic (31 de marzo) o el Mallorca (13 abril), un plan que solo pudo cumplir con el central. De momento, el guardameta jugará frente a los gaditanos, pero el técnico italiano evitó pronunciarse este sábado sobre si contemplaría alinearlo en una hipotética final de Champions (1 de junio).
No parece que en el caso de Courtois haya habido conexión entre ambos percances, el de cruzado y el de menisco. El portero ya sufrió una lesión en el menisco de la rodilla derecha en 2015, cuando pertenecía al Chelsea. Entonces se optó por una sutura, que le tuvo de baja tres meses (la mayor de su trayectoria hasta el pasado verano), y ahora se ha sometido a una extirpación de la zona dañada, que tiene un plazo de recuperación menor. Lo habitual en un deportista joven, como era entonces el belga en el equipo inglés, es coser para tratar de conservar los meniscos y que sigan cumpliendo su función de amortiguación en la rodilla y un adecuado reparto de cargas entre el fémur y la tibia. Y, si se vuelven a romper, entonces quitar la parte afectada. Lo que ha hecho recientemente.
La lectura del juego
“La probabilidad de que un menisco suturado se vuelva romper es de alrededor del 20%, no es baja”, puntualiza el doctor Diego García-Germán, director médico de la Federación Española de Deportes de Invierno y traumatólogo del Hospital Universitario HM Torrelodones (Madrid). Un riesgo que se debe a que, a diferencia de un hueso, “se trata de un tejido que no ofrece una cicatrización muy buena”, según explica el médico, porque siempre existirá una cicatriz en esa zona; lo que hace que sea “más débil y, además, sin un aporte importante de oxígeno”. La implicación de extirpar un menisco, añade el cirujano, “es, sobre todo, a medio y largo plazo”.
El imprevisto supuso un golpe psicológico al final de un proceso de rehabilitación muy largo, con el susto añadido de que en un primer momento se temió, incluso, que se tratara de una rotura de cruzado en la otra rodilla. Ahora, superado el contratiempo en los plazos esperados, las miradas se centrarán en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. En su caso, por la posición que ocupa, los saltos son una de las acciones más sensibles. “Los porteros saltan mucho, con pivote y rotación. Son situaciones de riesgo, como en el voleibol, por ejemplo. Deben prestar atención a las caídas, aunque muchas veces no se pueden controlar”, apunta el doctor Diego García-Germán.
“Los dos [Courtois y Militão]”, señaló este viernes Ancelotti, “han recuperado muy bien físicamente [de los cruzados]. Lo que les falta es la lectura de las situaciones de campo”. Una puesta a punto futbolística que, en algunos casos, se extiende varios meses hasta recuperar las prestaciones previas a la lesión.
La singularidad de un portero
El caso del belga plantea también una singularidad por su condición de portero. Si a un jugador de campo, como Militão (titular también con el Cádiz), se le puede introducir poco a poco, e ir evaluando sus sensaciones y respuestas en acciones concretas de juego, la naturaleza del puesto de guardameta, cuyos posibles errores tienen peores consecuencias, limita esa vía y empuja al técnico a darle, antes o después, una titularidad y comprobar su nivel con fuego real. En todo caso, el cómodo horizonte del Madrid en Liga, pase lo que pase este sábado, ofrece a Ancelotti una plataforma para ir dando pista a Courtois. Después, no está previsto que el portero dispute la Eurocopa, una ausencia, según aseguró, para afinar la puesta a punto.
Con el belga, el Madrid recupera al primer caído, el portero que atrapó la 14ª Copa de Europa desde la habitación 314 de su hotel de París, una numeración que resultó toda una señal para él en su noche más iluminada. El agujero que abrió su grave lesión de agosto significó el primer test de estrés al que se enfrentó el conjunto blanco en una temporada con tanta desgracia física. Para sorpresa de todos, el que mejor lo tapó fue Lunin.
Después de un curso casi completo en la enfermería, está por ver hasta dónde llegaría la apuesta de Ancelotti por él si el Madrid alcanza la final de la Champions. De momento, la vuelta de las semifinales las disputará Lunin. Courtois regresa contra el Cádiz en una tarde que podría acabar con el alirón del Madrid. Los jugadores, apuntaron desde el club (quejoso por no haber unificado los horarios), podrán quedarse en el Bernabéu a seguir el Girona-Barcelona o marcharse a sus casas.
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