El Real Madrid ha encajado ya un gol más en el tramo final de los partidos que en toda la temporada pasada
El equipo blanco concede 10 tantos a partir del minuto 76 en todas las competiciones y en Liga es el cuarto conjunto con peores cifras
Antes de enfrentarse en Copa, la última vez que se cruzaron el Madrid y el Celta, en octubre en Balaídos, en el equipo blanco ya asomó una de sus vías de fuga de esta temporada. Con 1-2 a su favor, permitió una incomprensible contra en el descuento que dejó a Anastasios Douvikas delante de Courtois, una acción sospechosa que delató la falta de cuajo de los muchachos de Carlo Ancelotti para gestionar finales apretados. Por suerte para ellos, el golpeo del griego se marchó fuera por un dedo, pero este jueves, en el Bernabéu, el Madrid se disparó en el pie y acertó de lleno. Un error grosero de Camavinga (unas tres semanas de baja por una lesión muscular en el bíceps femoral de la pierna izquierda) y una entrada atropellada de Asencio dentro del área dejaron al descubierto su poca pericia para administrar una victoria que en el minuto 83 se daba por descontada.
Los renglones blancos se muestran con frecuencia torcidos este curso, con dificultades para llevar los partidos a su territorio, y un buen termómetro es todo lo que concede en los tramos finales. El Madrid ha recibido esta campaña 10 goles a partir del minuto 76 en el global de las competiciones, uno más ya que los encajados en todo el curso pasado (dos de ellos fueron en la prórroga contra el Atlético en Copa), según Opta. Un cuarto de todas las dianas que sufre esta campaña (27%) se producen en el desenlace de los encuentros.
“Entrenamos para evitar este tipo de errores y no bajar el ritmo hasta el final”, lamentó Ancelotti, que culpó a dos fallos individuales. “[En el primero] en una salida desde atrás [de Camavinga], y en un mal posicionamiento en el segundo”, explicó después de una noche revuelta ya desde los pitos hacia él y varios de sus jugadores.
La blandura del Madrid para protegerse en los desenlaces es todavía mayor si se tiene en cuenta solo la Liga. En el torneo doméstico, ha encajado el 37% de los goles (siete de 19) a partir del minuto 76, lo que lo sitúa como el cuarto peor equipo, solo por detrás del Leganés (45%), Athletic (41%) y Mallorca (38%). El Atlético es también aquí el líder (8%) y el Barcelona se encuentra en mitad de tabla (32%).
El aviso ante el Alavés
El pánico desatado este jueves en el Bernabéu después de autolesionarse cuando tenía el viento de cola tuvo bastante que ver con el lío en que se metió ante el Alavés en casa en septiembre. Ganaba 3-0, Ancelotti había sacado a Jesús Vallejo en medio de las bromas del público y, de repente, dos tantos en contra en dos minutos (85 y 86) dispararon el tembleque en un equipo sin mando en el centro y que solo pudo defenderse con pelotazos. Ese fue el primer episodio de un problema que ante el Celta en Copa quedó confirmado.
En el Metropolitano, no le valió de nada doblar los dos laterales para proteger el 0-1 (Lucas y Carvajal por la derecha, y Fran García y Mendy por la izquierda) porque Ángel Correa le castigó en el 95 (1-1). En el clásico de Liga, Lamine Yamal y Raphina lo terminaron de descoser (0-4), Cody Gakpo lo sentenció en Anfield (2-0), y Gorka Guruzeta se cobró en San Mamés un fallo infantil de Valverde apenas dos minutos más tarde del empate de Bellingham (2-1). Solo la diana del sevillista Lukébakio no tuvo consecuencias (4-2).
El susto de Mestalla
El cambio de año siguió por la misma senda ya desde la visita pendiente a Mestalla, aunque esa vez quedó en seria advertencia. Permitió en el minuto 100 un zurdazo desde la frontal de Luis Rioja que acabó en el palo y que a punto estuvo de arruinar la remontada de Bellingham en el 96.
Una de las virtudes que se le supone a cualquier grande con salud se quiebra esta temporada en el Madrid y sus problemas para manejarse en los desenlaces se extienden también al final de las primeras partes. Entre los minutos 30 y 45, ha recibido nueve dianas, frente a las seis de la pasada temporada. En suma, la mitad de todo lo que ha encajado (19 de 37 tantos) se concentra en el último cuarto de hora de ambas mitades.
Justo hace un año, cuando los blancos quedaron eliminados de la Copa en el Metropolitano por dos goles en la prórroga, Ancelotti lo achacó a “un pecado de juventud”. “Tenemos jóvenes con una calidad extraordinaria que nos permiten ganar partidos. Pero, a veces, forzar una jugada no es necesario”, analizó. Entonces, tenía sobre el campo a Carvajal, Nacho y Kroos.
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