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Florentino Pérez afronta la mayor transformación del Real Madrid en otros cuatro años como presidente

El dirigente de 77 años, proclamado de nuevo sin elecciones por ausencia de otro candidato, encara el anunciado cambio societario de la entidad, la necesidad de avanzar con la Superliga y el reto de explotar el Bernabéu a la espera de que la justicia decida sobre los ruidos

Florentino Pérez, durante la presentación de Mbappé en el Bernabéu.
Florentino Pérez, durante la presentación de Mbappé en el Bernabéu.Quality Sport Images (Getty Images)

Florentino Pérez, de 77 años, enfila su séptimo mandato al frente del Real Madrid después de que la junta electoral del club le proclamara presidente este domingo “no habiéndose presentado más que una candidatura”. Desde que regresó a la cúpula del club, en 2009, nadie ha confrontado con él en unas elecciones. La última vez que los socios acudieron a votar para elegir presidente fue en 2006 (ganó Ramón Calderón), cuando él dimitió. Su ascendencia incontestable sobre la masa social en una época de gran bonanza deportiva y económica, sin ni siquiera un esbozo lejano de oposición mínimamente organizada, y el cambio estatutario aprobado por la asamblea de compromisarios en 2012 que endureció los requisitos para presentar una candidatura, han convertido a Florentino Pérez en la vía única para la entidad.

Respaldado por los recientes éxitos deportivos en la segunda época más laureada de la historia blanca, los grandes retos de su siguiente legislatura apuntan más a lo institucional que a la pelota. Florentino Pérez encara la que podría ser la mayor transformación de la historia del Real Madrid. Se ha propuesto cambiar la morfología centenaria del club, con una nueva estructura societaria; el marco en el que compite, con una Superliga fuera del control de la UEFA; y el escenario en el que juega, un Bernabéu profundamente remodelado pendiente de dilucidar cómo de versátil termina siendo cuando se resuelvan las disputas sobre el ruido y el aparcamiento.

Estos dos últimos cambios son procesos ya en marcha. Sobre el primero, el que afecta a la esencia del club, Pérez ha ofrecido pinceladas en las dos últimas asambleas de compromisarios, pero sin detalles concretos. En octubre insistió en las razones que a su juicio hacen necesario abandonar la forma de club deportivo y pasar a alguna fórmula de sociedad con reparto de acciones: “Una propuesta de reorganización societaria del club que, con claridad, asegure nuestro futuro, nos proteja de las amenazas que sufrimos y, ante todo, garantice que los socios seamos propietarios de verdad de nuestro club, propietarios reales de nuestro patrimonio económico y de pleno derecho. Y, por descontado, introduciendo los elementos necesarios para que el control efectivo del club quede siempre en manos de sus socios”.

En el turno de preguntas describió el tamaño de lo que está en juego: “Tenemos que repartir un patrimonio que, no quiero exagerar, que dicen que vale 7.000, pero que yo creo que vale más de 10.000 millones de euros”. Anunció que este profundo cambio, aún un esbozo al menos en público, será sometido a referéndum entre todos los socios, no solo los compromisarios.

Los ingresos del nuevo estadio

En paralelo a esta transformación sigue bullendo, también de manera discreta, la Superliga, ahora Unify League, otro de sus grandes empeños. Una de sus principales motivaciones está relacionada con el cambio societario en cuanto a tener el control económico: se dirige a deshacerse de la UEFA como organizador de un gran torneo europeo. Los clubes pasarían a ser dueños del campeonato y eliminarían al intermediario que se queda con parte de los ingresos. Pese a que solo el Barça apoya de manera pública el torneo, fuentes cercanas al proyecto aseguran que cuentan con otros respaldos importantes. La solidez de esos compromisos se pondrá a prueba durante este mandato de Florentino Pérez, durante el que debería comenzar la nueva competición.

El apuntalamiento del futuro económico del club del que son parte el cambio societario y el nuevo modelo de competición europea lo cierra la reforma del Bernabéu, en la que hasta junio del año pasado el Madrid había invertido 1.163 millones de euros. Una parte de su capacidad futura para generar nuevos ingresos, idea central del proyecto, depende de la resolución del conflicto con los vecinos del barrio por el ruido de los conciertos. El club decidió construir un hipogeo para el que pidió un crédito extra de 225 millones con la idea de poder retirar el césped y celebrar en el estadio eventos musicales y de otro tipo, como el partido de la NFL anunciado por la Comunidad de Madrid para este año. Antes de su paralización, los conciertos generaron en los primeros meses 8,5 millones de euros. Pérez subrayó en la asamblea que no suponían ni el 1% de los más de 1.000 millones de ingresos del club, aunque está por ver cuánto llegarían a generar si pudieran desarrollarse sin molestias ni impedimentos.

Siete Champions

A la espera de que ofrezca más detalles sobre el cambio societario, el presidente blanco ha avanzado en todos los frentes, enfrascado incluso en agrias disputas con la UEFA, LaLiga o el comité arbitral dirigido por la federación —aunque no con el Barcelona más allá de personarse en el caso Negreira—, sin un atisbo de oposición a la vista. La inmensa mayoría de la masa social, al margen de quejas puntuales en el último año por la falta de fichajes en defensa, metabolizó hace mucho que el único camino posible es el suyo, avalado por la salud económica (más fuerte que la pandemia) y los triunfos en el campo. Pérez suma siete Copas de Europa en fútbol (seis en este segundo periodo), una más que Santiago Bernabéu.

Las últimas protestas de entidad registradas dentro del Bernabéu contra su gestión datan de principios y mediados de la temporada 2015-16, justo antes de que el equipo enlazara tres Champions seguidas con Zinedine Zidane. Hoy la asamblea de socios compromisarios (el órgano donde se aprueban los Presupuestos o la solicitud de créditos para la reforma del estadio), bien controlada por el club, aprueba por aplastantes mayorías todos los puntos.

La ausencia de elecciones desde que regresó a la presidencia hace 15 años también ha contribuido a rebajar cualquier posible debate. En 2021, el empresario Enrique Riquelme, del sector de la energía solar, desistió a última hora de presentarse y ahora no ha habido noticias suyas. Él aseguró entonces que cumplía los rigurosos requisitos establecidos en el cambio estatutario aprobado por la asamblea en 2012, según el cual se necesitan 20 años de socio y que el preaval bancario (de una entidad que figure en el registro del Banco de España) del 15% del presupuesto del club de cada candidato esté respaldado con el patrimonio personal y no de terceros. Este aval, desde 1992, se debe presentar antes y no después de haber ganado las elecciones, a diferencia del Barcelona.

Así, Florentino Pérez, perdedor en las elecciones de 1995 contra Ramón Mendoza y ganador en 2000 y 2004 ante Lorenzo Sanz, vuelve a renovar su gobierno del Real Madrid de nuevo sin necesidad de elecciones para afrontar un mandato que apunta a cuestiones troncales e identitarias del club, e incluso del fútbol.

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