El secreto de la Champions con más goles de la historia

“Cuando juegas como si no tuvieras nada que perder, te vas al ataque”, dijo Pep Guardiola tras remontar al Brujas 3-1 y lograr la clasificación para la siguiente fase de la Champions al tiempo que escapaba de la peor crisis deportiva de su carrera. “El nuevo formato hace que la primera fase sea realmente dura. No es fácil ir a ganar a Turín, a París, a Lisboa… ¡Hemos sufrido, pero me gusta! A los espectadores les encanta porque los equipos importantes pueden quedarse fuera. ¿Quién podía imaginar que el City podía quedar fuera de los 24 primeros de la primera fase? ¡Hemos estado fuera a falta de 45 minutos para el final de la primera fase!”.

Si Guardiola acabó exhausto, Leandro Shara estaba orgulloso. Emocionado como ante un hijo recién nacido en la noche del miércoles, según contemplaba la ansiedad, la incertidumbre y el estrés que provocaba en los 36 equipos contendientes la última jornada de la primera fase de la nueva Champions. Este matemático chileno de 58 años que ha patentado más de cinco formatos de competición, ejecutivo de la farmacéutica GSK, consultor de la FIFA y el Comité Olímpico Internacional, asegura ser el creador de la fórmula. “Esta es la revolución más grande del deporte en este siglo”, dice. “Todo ha evolucionado. La hierba, la equipación, la estadística... Pero hasta que llegó mi formato, los formatos que se utilizaron no habían variado desde la época de Espartaco”.

“Ahora se están haciendo más goles”, indica Shara. “Los estudios científicos confirman que este formato exige a los equipos un 96% más que el anterior formato de grupos”.

El promedio de goles por partido en la primera fase de esta Champions fue de 3,26. La cifra bate todos los récords de la competición desde que se estableció la liguilla en 1999. En aquella primera edición de la Copa de Europa con formato de Liga de Campeones se anotaron una media de 2,8 goles por encuentro en la primera fase. La frecuencia goleadora tocó fondo con 2,2 en 2001. Desde entonces, el fútbol de ataque ha empujado el límite, pero el nuevo formato lo ha pulverizado. Para regocijo de la UEFA.

El organismo que rige el fútbol europeo niega que el autor intelectual de la nueva competición sea Shara, por más que el matemático chileno tenga pruebas de que lleva más de una década de contactos con Giorgio Marchetti, adjunto a la secretaría general de la UEFA. La UEFA señala que la idea fue producto de la “dirección de desarrollo estratégico de competiciones”, cuya cabeza visible es el matemático Stéphane Anselmo. Anselmo se hizo famoso el día que presentó la nueva Champions, en agosto de 2024, cuando advirtió de que, según su simulación, los equipos lograrían clasificarse para playoffs con una media de 7,6 puntos. “Es decir”, aclaró, “dos victorias y dos empates”.

¿Cuándo se ha hecho una primera fase con ocho fechas? ¿Cuándo se celebró un torneo con 36 equipos? Solo hay dos precedentes: la Copa Chile 2011 y la Copa Perú desde 2015

Leandro Shara, matemático y consultor de la FIFA

La simulación oficial demostró que ni la UEFA logró predecir el desenlace de la maquinaria que puso en marcha. El Stuttgart quedó eliminado con 10 puntos y el Dinamo de Zagreb con 11 después de lograr tres victorias y dos empates. Shara explica que la UEFA no hizo más que adaptar el formato que rige la Copa Perú desde 2015. “Invito a que revisen la historia del deporte, no solo del fútbol”, dice. “¿Cuándo se ha hecho una primera fase con ocho fechas? ¿Cuándo se celebró un torneo con 36 equipos? Solo hay dos precedentes: la Copa Chile 2011 y la Copa Perú desde 2015″.

“Me contrataron en 2015 para evitar la manipulación de resultados en la Copa Perú”, recuerda, “por ejemplo, para establecer un formato que evitara que sobornaran arqueros a cambio de que se dejaran marcar un número determinado de goles. Segundo, porque en Perú las carreteras no son buenas y querían evitar que los equipos recorrieran grandes distancias en cruces de ida y vuelta… Los ocho primeros clasificaban a tercera ronda y del 9º al 24º iban al repechaje. ¡Exactamente como lo hizo ahora la UEFA!”.

“En el formato tradicional”, explica, “que se ha estado utilizando en Champions, en Mundiales, en Copa de Europa, o en torneos de balonmano y baloncesto, muchas veces los equipos salen a especular porque saben que dejándose perder o empatando se cruzan luego con un mejor rival. Muchos salen a protegerse, a perder tiempo, a no cruzar el mediocampo, o a ponerse de acuerdo en un resultado que conviene a los dos, como sucedió en Gijón en el Mundial de España, entre Alemania y Austria. En estos partidos cada equipo definía el 50% de las probabilidades. En la última jornada de la primera fase de la nueva Champions, cada equipo jugaba con menos de un 6% de probabilidades de incidir en la clasificación general. Las posibilidades de manipulación se han reducido enormemente. En la última fecha el Atlético compitió con 14 equipos y el Real Madrid con 20 rivales. Si hubo posibilidades de manipulación y se habló de posibilidades de amaño [entre el PSG y el Stuttgart], es solo porque la UEFA aplicó mal el formato”. O eso dice el matemático.

Shara argumenta que la variable de jornadas disputadas incide de forma directa en la incertidumbre de la clasificación, para explicar que su sistema no ha sido bien desarrollado por la UEFA. Para hacerlo gráfico apunta a la función matemática expresada en la gráfica de la curva de Gauss, según la cual, a partir de la séptima jornada de la primera fase de la Champions comienzan a aparecer equipos eliminados en el fondo de la tabla y equipos clasificados en la cabeza que ya no se juegan nada en las siguientes fechas, circunstancia que resta interés al torneo. “Si en la UEFA hubieran estudiado la función de la curva de Gauss, habrían cortado la competición en la sexta fecha”, advierte. “En la curva de Gauss el 80% de los equipos se concentra en el centro. A medida que se agregan fechas, la curva se empieza a achatar. Así, sucedió que equipos como el Liverpool y el Barça clasificaron de forma anticipada en la séptima fecha y muchos otros como el Young Boys, el Girona, el Salzburgo o el Leipzig no tenían nada que hacer en la octava. Si con ocho fechas esto fue una locura, con seis el nivel de estrés de los jugadores y de competitividad hubiese sido mucho mayor, se habrían marcado más goles y la incertidumbre se habría aproximado al 100%”.

Matemáticamente, el formato demuestra que la relación entre incertidumbre, ansiedad, y mejora del rendimiento atacante de los equipos suele ser directamente proporcional. Los partidos son más espectaculares y los protagonistas sufren más. “El nuevo formato de Champions nos da más trabajo”, admite Mikel Arteta, el entrenador del Arsenal, con una sonrisa. “Como son más rivales y tan distintos, hemos tenido que meter más horas para descubrir al rival al que te enfrentarás solo una vez, cuando antes tenías la ventaja de jugar dos veces contra el mismo”.

El nuevo formato nos da más trabajo a los entrenadores

Mikel Arteta, entrenador del Arsenal

“Otro error que comete la UEFA”, añade Shara, “es poner todos los partidos a la misma hora. Esto no es como en los grupos de cuatro, en los que se juegan dos partidos para definir el grupo y en cada partido se define el 50% del grupo. Aquí apenas se define el 5% del total de la competición. Cuando la incidencia es del 5% no puedes hacer cosas que te beneficien a ti en desmedro de otros, es casi imposible matemáticamente. Según nuestros estudios, tienes apenas un 3% de probabilidades de manipular el resultado”.

Shara asegura que su formato produce campeonatos y futbolistas más competitivos. Recuerda que se aplicó en las competiciones de fútbol de Costa Rica y en la clasificación mundialista de CONCACAF para la Copa del Mundo de 2014 y 2018, y que gracias a ello surgió la mejor selección de Costa Rica de la historia. La implantación del formato en Argelia hace dos décadas se reflejó en la conquista de la Copa de África en 2019, y la conformación de la Copa Perú en 2015 impulsó la clasificación de la selección nacional peruana para el Mundial de 2018 después de 36 años sin ir a una fase final. “Al aumentar la competitividad”, dice, “los niños crecen desde la base con otra mentalidad”.