El eterno retorno de Caparrós: el Sevilla recurre a su técnico talismán 25 años después
El club de Nervión vuelve a la fórmula que le dio estabilidad en el año 2000 después de contar hasta con cinco entrenadores distintos en tres cursos


“Tengo la misma ilusión que el Caparrós que en el año 2000 compareció aquí con el presidente Roberto Alés y Monchi de director deportivo”, admitió Joaquín Caparrós, nuevo técnico del Sevilla. En la abarrotada sala de prensa del Sánchez Pizjuán exjugadores como Jesús Navas, Pablo Alfaro, Rafa Paz, Francisco, Pintinho, Marchena, Francisco o Paco Leal arropaban a un técnico que, a sus 69 años, tiene la misión de estabilizar a un equipo que lleva cuatro derrotas consecutivas y que el domingo tiene un partido muy importante ante el Alavés (18.30). El Sevilla, cinco entrenadores después en tres temporadas (Lopetegui, Sampaoli, Mendilibar, Diego Alonso, Quique Sánchez Flores y García Pimienta) en las que ha pasado de jugar la Champions a vivir en la mediocridad, tiró de sentimiento para cerrar un círculo que se abrió hace 25 años. Entonces se abrió un periodo de estabilidad y de éxitos. Ahora todo parece muy distinto.
Realmente todo es un despropósito en el club andaluz. El presidente, José María del Nido Carrasco, junto al director deportivo, Víctor Orta, defendieron hasta el último momento a García Pimienta, un entrenador al que renovaron hasta 2027 el pasado mes de septiembre. Las familias del sevillismo que sostienen a Del Nido en la presidencia forzaron al dirigente a destituir a Pimienta y elegir a Caparrós. De paso, provocaron el pago de 1,5 millones de finiquito a un técnico, García Pimienta, que cobrará lo que queda de año y el siguiente. No recibirá el dinero del segundo año prometido porque no se han cumplido una serie de cláusulas. Mientras tanto, la entidad, con el límite salarial más bajo de Primera División, está sometida a un enorme plan de austeridad que ha provocado el reciente despido de trabajadores del club.
🎙️ Joaquín Caparrós: “Mi casa es el Sevilla Fútbol Club”
— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) April 14, 2025
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“Hemos cometido muchos errores”, reconoció Orta, quien, no obstante, defendió el potencial de la plantilla. “Pensábamos que García Pimienta era un entrenador para un largo plazo. Nos equivocamos, pero un club como el Sevilla no puede soportar cuatro derrotas seguidas”, indicó Del Nido Carrasco. Sin embargo, el presidente olvidó indicar que el objetivo deportivo de este curso era el de tener una temporada tranquila. A pesar de estas derrotas, García Pimienta tenía al Sevilla a siete puntos de Europa y a siete del descenso. La elección de Caparrós responde más a su capacidad como elemento aglutinador y pacificador de un ambiente irrespirable para los dirigentes del Sevilla, abroncados en cada choque en el Pizjuán y sometidos a una dura presión en cada paso que dan por Sevilla.
Caparrós, además, deja libres las manos a los rectores del club de cara al próximo curso. Será el técnico, bastante barato además, que dirija al Sevilla durante los próximos siete partidos. No ha pedido nada más. Solo intentar convencer a Jesús Navas para que se incorpore al cuerpo técnico junto a Luci, eterno ayudante de Caparrós. “Si me llama el Sevilla, lo dejo todo y voy. Creo que sé lo que le pasa al Sevilla, pero me lo guardo. Lo diré en el despacho”, afirmó el utrerano. El mismo día que el veterano preparador se puso de largo, el Sevilla puede empezar a pensar en el entrenador del próximo curso. En realidad, se trata de ganar tiempo mientras en un horizonte no muy lejano surgen algunos rumores de posible venta del club de los máximos accionistas del Sevilla. Descartado Del Nido padre, al que la justicia le deniega el acceso al poder, su hijo hace valer un pacto entre las familias accionistas para ser presidente, al menos, hasta 2027.
Perdido el favor de la afición y quemado el recurso del mito que vuelve al banquillo, pocos son los argumentos que les quedan ya a los actuales dirigentes del club. Ahora el objetivo es quedar entre los 10 primeros mientras se perfilan las ventas de Badé y Lukébakio, ya rechazadas en el pasado mercado invernal ante la posibilidad de hacer daño a la plantilla. El club necesita ese dinero ante una deuda reconocida de 81,5 millones en la última junta de accionistas y un total de 65 millones de fondos propios negativos. La planificación del próximo curso se antoja fundamental y Orta tendrá que hacer milagros. Deberá fichar a un entrenador nuevo y hacer un equipo sin capacidad para invertir y con las principales figuras vendidas. Los milagros son raros en el mundo del fútbol.
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