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Inglaterra, una selección de cambios

Las ‘pross’, ahora con ausencias de peso, lograron tras ganar la Eurocopa que el Gobierno invirtiera en el deporte escolar femenino

FIFA Women's World Cup 2023
Keira Walsh, durante un amistoso.Richard Sellers/Allstar (Getty Images)
Jordi Quixano

El equipo de Inglaterra se sabía de carrerilla en la pasada Eurocopa, toda vez que la seleccionadora Sarina Wiegman alineó el mismo once en los seis encuentros que le llevaron al laurel final. Sin excepción, sin variaciones. Un año más tarde, cuatro de las 11 titulares se han caído —tres de ellas atacantes—, penalizadas por las lesiones. Ausencias que rebajan la euforia y en parte la candidatura de las pross; un giro para mal en un equipo que mañana abrirá boca ante Haití y que tendrá la prueba del algodón contra Dinamarca y China. Pero Inglaterra, altavoz y Pepito Grillo, también logró el mejor de los cambios.

Resulta que después de conquistar la Eurocopa en Wembley —2 a 1 frente a Alemania—, de los vítores y consecuentes festejos, la selección envió un mail al candidato y ahora primer ministro Rishi Sunak, también a su predecesora Liz Truss. Era un grito de socorro ideado por la defensa Lotte Wubben-Moy, un mensaje de concienciación social, un comunicado firmado por todas las jugadoras de Inglaterra y verbalizado por la capitana Leah Williamson en la que expresaban su preocupación por dejar un legado tras su triunfo. Solicitaban que todas las niñas pudieran jugar a fútbol en las escuelas y no se repitieran los errores con las que ellas convivieron en su infancia. “Le pedimos a usted y a su gobierno que se aseguren que todas las niñas tengan acceso a un mínimo de dos horas a la semana de educación física. No solo deberíamos ofrecer fútbol a todas las niñas, sino que también debemos invertir y apoyar a las maestras de educación física”, rezaba el escrito. Más que nada porque los gráficos señalaban que sólo el 63% de las niñas podían jugar a fútbol en sus clases de educación física.

Siete meses más tarde, después de muchas horas de diálogo entre las jugadoras, la Asociación de Fútbol (FA) y las instituciones gubernamentales, se llegó al acuerdo, al punto de que el Gobierno anunció una inversión mastodóntica en el deporte escolar y en las actividades extraescolares. En números, casi 700 millones de euros para que todas las niñas del país reciban un mínimo de dos horas de educación física semanales que garanticen que todas tengan igual acceso a todos los deportes, incluso el fútbol, y que fomente la práctica deportiva femenina. “La magia de la victoria en la Eurocopa puede vivir con un legado que tiene la capacidad de cambiar el futuro del fútbol femenino e impactar positivamente en la sociedad”, afirmó Mark Bullingham, director ejecutivo de la FA.

Una medida aplaudida por la sociedad que aparcaba el machismo, pues hasta 1971 las mujeres tenían prohibido jugar al fútbol en los recintos de los clubes de la FA. Decisión aprobada por la institución en 1921 porque, entendían los mandamases retrógrados de la época, el fútbol femenino era demasiado popular. Un siglo más tarde, sin embargo, eran las mejores de Europa en un Wembley copado por 87.192 espectadores. Queda por ver si también del mundo, ahora que la alineación tipo ha quedado notablemente desfigurada.

En la defensa está la baja capital de Williamson, que en ocasiones hacía las veces de mediocentro. Pero una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha en abril le privó del brazalete y del Mundial. Y aunque el centro del campo se mantiene intacto con Stanway y Walsh —mejor jugadora de la final europea—, el ataque se ha descascarillado por completo, sólo con la extremo Hemp en pie. Ninguna baja tan expresiva como la de Beth Mead, mejor jugadora y máxima goleadora de la Eurocopa, también castigada por una rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. Aunque también echará en falta el equipo la llegada y el trampolín en las transiciones que suponía Fran Kirby, que desde febrero luchaba contra otra lesión rebelde en la rodilla. Lo intentó con plasma rico en plaquetas pero, tras ver que no mejoraba, el cuerpo médico del Chelsea le aconsejó la intervención quirúrgica. La última bala perdida, aunque en este caso porque colgó las botas tras el triunfo europeo, es la de la delantera Ellen White. Demasiada falta de gol para un equipo que cambió el fútbol femenino en Inglaterra.

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