Sinner, un número uno dentro de su caparazón

El italiano solventa el debut en Nueva York (2-6, 6-2, 6-1 y 6-2 a McDonald) en medio de una atmósfera neutra y con perfil bajo: “No era fácil manejar esta situación”

Sinner, durante el partido de este martes contra McDonald en la Arthur Ashe de Nueva York.JOHN G. MABANGLO (EFE)

En el contexto más escandaloso del tenis, la paradoja del silencio. Es mediodía en Nueva York y en la central de Flushing Meadows, pocos aficionados a esa hora, juega el número uno del mundo, Jannik Sinner, el hombre al que casi todo apunta y que es recibido y despedido de forma neutra. Palmas protocolarias, pero las justas. Ausencia de juicio alguno. Pega el sol como todos estos días y la característica humedad de la ciudad envuelve el episodio, pero en el interior de la caldera, ni frío ni calor hacia el protagonista: ningún signo de pronunciamiento. Entre medias, un partido del montón (2-6,...

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En el contexto más escandaloso del tenis, la paradoja del silencio. Es mediodía en Nueva York y en la central de Flushing Meadows, pocos aficionados a esa hora, juega el número uno del mundo, Jannik Sinner, el hombre al que casi todo apunta y que es recibido y despedido de forma neutra. Palmas protocolarias, pero las justas. Ausencia de juicio alguno. Pega el sol como todos estos días y la característica humedad de la ciudad envuelve el episodio, pero en el interior de la caldera, ni frío ni calor hacia el protagonista: ningún signo de pronunciamiento. Entre medias, un partido del montón (2-6, 6-2, 6-1 y 6-2 a Mackenzie McDonald) y nada especialmente reseñable salvo el set concedido por el italiano, quien después se corrige, endereza y progresa de puntillas, como si no quisiera molestar después de la tormenta desatada desde que se anunciara el positivo por el clostebol.

Le delata la reacción en la salsa de conferencias, donde se levanta como un resorte cuando responde la última pregunta en inglés, pese a que todavía queden pendientes las cuestiones en italiano. Toma asiento de nuevo y responde. “Tenía curiosidad por ver cuál iba a ser la reacción de la gente, y ha sido muy positiva; estoy muy contento por el apoyo, pese a que jugaba contra un norteamericano. Estoy feliz por cómo he manejado la situación, no era fácil, así que vamos a ver cómo va en la próxima ronda”, contesta el tenista de San Cándido, que ahora se receta ir “día a día” y agradece la respuesta de sus seguidores una vez que trascendió la noticia, hace ya una semana, después de que elevara el trofeo de Cincinnati y a las puertas de este US Open en el que su nombre ha pasado al primer plano mediático.

Recalca Sinner que no puede controlar qué dicen sus compañeros del circuito, consciente de que las opiniones se cruzan estos días y de que, al mismo tiempo, prevalecen las críticas al proceso sobre las vertidas hacia el deportista. “Si tengo algo que comentarle a alguien, se lo digo en privado porque soy así, pero en general no ha estado mal”, prosigue el pelirrojo, que en la sala de conferencias se expresa durante 10 minutos y el día previo había profundizado en la defensa de su inocencia en una entrevista concedida a la ESPN.

“Repito, a mí me trataron como a los demás. La razón por la que seguí jugando fue porque sabíamos exactamente cómo había entrado [la sustancia] en mi organismo y de dónde procedía, ¿no? Y estaba en el espray [empleado por su ya exfisio, que le masajeó tras, alegan, haberlo utilizado para tratar un corte]”, apuntó el gobernador actual del circuito. “No he tenido un tratamiento diferente y no ha sido un periodo fácil para mí, así que estoy feliz. Ha sido una época muy dura, de dudas, así que me alegro de que por fin haya terminado; me he quitado un gran peso de encima. Deseo que ninguno de los jugadores tenga que pasar por esto y también espero que la gente entienda por qué me dejaron seguir jugando y por qué decidieron que no había culpabilidad”, ahondaba en el canal estadounidense, mientras el programa diseñado por la organización del torneo le ubicaba en el turno matinal y no en la noche, como probablemente hubiera sucedido en otras circunstancias.

Sinner, durante el partido.Andrew Kelly (REUTERS)

De por sí discreto, Sinner asume y confía en que vaya amainando el temporal mientras comprueba cómo responde su juego. Llega con “expectativas bajas”, adelantaba el sábado, y en la próxima estación volverá a encontrarse con otro jugador local, Alex Michelsen, mientras en la trastienda los que dirigen hacen una exposición controlada del jugador. Campeón a comienzos de curso en Australia y posteriormente en Róterdam, Miami y Halle, después del paso por Wimbledon se ausentó de los Juegos Olímpicos —por una amigdalitis de última hora— y tampoco figura en el cartel de la Laver Cup, evento revestido de fiesta que se celebrará en Berlín, del 20 al 22 de este mes. Por la pasarela desfilarán Alcaraz, Nadal y otras figuras de la ATP, pero no él, el joven metido en su caparazón.

Desde arriba, el organismo que dirige el tenis masculino movió ficha hace un par de meses y asignó a una de sus empleadas para gestionar la comunicación del tenista, llamado a ser uno de los nuevos referentes. “Esta situación demuestra lo fuerte que es mentalmente. No sé qué es vivir con algo así dentro de ti durante meses, pero se las ha arreglado para ser competitivo y ha jugado siempre muy bien. Se ha quitado un peso muy grande de encima y seguro que a partir de ahora se sentirá mucho mejor”, sostiene el croata Ivan Ljubicic, el último técnico de Roger Federer. El runrún, sin embargo, suena con la misma fuerza que persiste el ruido que acompaña a los partidos en la Arthur Ashe, donde el aficionado de momento observa y se contiene en medio de una extraña atmósfera.

Sinner, epicentro de hoy contra su voluntad.

EVANS GANA EL PARTIDO MÁS LARGO EN FLUSHING MEADOWS: 5H 35M

A. C. | Nueva York

Nunca había asistido el público de Nueva York a un partido tan extenso como el protagonizado por Daniel Evans y el ruso Karen Khachanov, resuelto a favor del primero por 6-7(6), 7-6(2), 7-6(4), 4-6 y 6-4, después de 5h 35m. El récord anterior lo marcaban las 5h 26m que debatieron el sueco Stefan Edberg y el estadounidense Michael Chang en la edición de 92, con el nórdico como ganador.

Por otra parte, el día ofreció las eliminaciones de las dos jóvenes finalistas de 2021, Emma Raducanu y Leylah Fernández; la primera cedió ante Sophia Kenin (6-1, 3-6 y 6-4) y la segunda contra Anastasiya Potapova (2-6, 6-4 y 7-5). También cayó el griego Stefanos Tsitsipas, superado por el griego Tanashi Kokkinakis (7-6(5), 4-6, 6-3 y 7-5).

El tenis español celebró el avance de la gallega Jessica Bouzas (6-3 y 6-0 a Petra Martic) y Sara Sorribes (6-1 y 6-3 a Alexa Noel); por el contrario, perdieron la cántabra Cristina Bucsa (3-6, 6-0 y 6-4 para Sara Errani) y Jaume Munar (6-4, 3-6, 6-3 y 7-5 ante Gabriel Diallo).

Este miércoles afrontarán la segunda ronda de la competición Paula Badosa (frente a Taylor Townsend, a partir de las 17.00, Movistar+), Roberto Bautista (Ben Shelton), Roberto Carballés (Juncheng Shang) y Pedro Martínez (Alexei Popyrin).

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