Entrevista Kissinger-Vorster en Zurich y "minicumbre" africana en Dar es Salaam
Antes de entrevistarse ayer con el primer ministro de Sudáfrica, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se reunió en Londres con el titular del Foreign Office británico, Anthony Crosland, y con el ministro encargado de Asuntos Africanos de aquel Departamento, señor Rowland. Después de las conversaciones londinenses, Kissinger viajó con William Rogers, su ayudante, con destino a Zurich, donde ayer se entrevistó con Vorster.El paso de Kissinger por Londres ha sido especialmente significativo en esta ocasión, porque el secretario de Estado norteamericano ha, tenido oportunidad de conocer, antes de entrevistarse con Vorster, la opinión que los líderes negros africanos tienen con respecto al encuentro de Zurich.
Rowland acaba de estar en diversos Estados africanos. En Tanzania se entrevistó con Nyerere, que es el líder negro que convocó para ayer en Dar es Salaam una cumbre de jefes de Gobierno de los países cercanos a Rodesia y a Sudáfrica. En esa reunión, paralela a la que Kissinger y Vorster protagonizan en Suiza, se decidirá cual es la postura del Africa negra con respecto a la propuesta de mediación norteamericana en el conflicto que se centra en Rodesia y en Namibia.
En realidad, las conclusiones que Kissinger y Vorster alcancen en la «cumbre» de Zurich no tendrán operatividad alguna si la reunión de Dar es Salaam decide no aceptar la intervención norteamericana en los asuntos del Africa austral.
Efecto propagandístico
En ese ambiente, se estimaba ayer en Londres que la conferencia de Kissinger y Vorster va a resultar ahora tan ineficaz como resultó la que mantuvieron en junio en las montañas de Baviera. En esta ocasión parece que incluso se van a acortar los ternas a tratar. Se tiene la impresión de que Vorster le va a pedir a Kissinger, que centre sus propuestas en el tema rodesiano, y no contaría con la colaboración sudafricana en ese aspecto si se empeña en discutir la cuestión de Namibia, la región sudoeste de Sudáfrica que la ONU quiere preparar para la independencia y que Vorster se niega a abandonar.
Por otro lado se cree que Vorster tratará de presionar a Kissinger para que visite Sudáfrica, a cambio también de que el primer ministro sudafricano intervenga ante Smith para que éste permita el cambio pacífico del Gobierno de la minoría blanca en el poder, por el de mayoría negra.
La visita de Kissinger a Sudáfrica, en momentos en que el régimen del apartheid se halla extraordinariamente desprestigiado en el mundo, sería un golpe propagandístico que ayudaría mucho a Vorster a acallar la creciente protesta de la comunidad blanca, que ve en el actual Gobierno la principal causa de los disturbios que están teniendo lugar en el país.
A niveles más concretos, lo que Vorster le pedirá hoy a Kissinger en Zurich es que especifique el plan angloamericano de subvención y compensación a los blancos que se muestren dispuestos a abandonar Rodesia, para forzar a Smith a rendirse ante la ley de la mayoría.
En definitiva, se piensa que del juego de intereses que va a ponerse hoy sobre la mesa de negociaciones de Zurich podrá salir perjudicado el régimen racista de Ian Smith, al que Estados Unidos y Gran Bretaña quieren aislar completamente. Lo que resulta obvio es que, si se cumplen las predicciones, el otro régimen racista de Sudáfrica, el de Vorster, resultará intacto. Los líderes negros tienen la impresión de que cuando Kissinger ha condenado públicamente el apartheid sudafricano lo ha hecho sólo para calmar los ánimos de la comunidad negra, que ve en la intervención estadounidense en los asuntos de Africa austral un intento de apaciguar temporalmente sin querer ir al fondo real de los problemas. Eso quizá sea lo que se diga en Dar es Salaam y a partir de lo que allí se diga, Kissinger decidirá si vale o no la pena volver a Africa del Sur para ofrecer personalmente sus servicios de mediador.
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