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Picaresca de juzgado

No sólo ya el doping, sino también los anabolizantes cada día están más de moda. Los halterófilos que hicieron trampa en Montreal no acabaron las reuniones del COI sin su justa sanción. Medallas de oro incluídas, se quisieron pasar de listos y les cogieron en un renuncio lamentable.Los Christov, Kaczmarek y compañía -como se supone igualmente de las nadadoras alemanas democráticas o de los atletas lanzadores de bastantes países- son culpables de este mal reciente. El esteroide, en síntesis, se trata de una sustancia que agranda los músculos como una especie de alimento directo, del productor al consumidor. El último grito, ya al margen de lo muscular, son las transfusiones revitalizadoras de sangre.

Pero otra noticia sobre el tema acaba de poner nuevamente de actualidad al simple doping de anfetaminas y similares. Los médicos deportivos franceses, encabezados por el casi eterno del Tour, doctor Dumas, han pedido que la policía se encargue de efectuar los controles antidopings. Estiman que si no se solucionan los problemas de los métodos actuales, vale más que el uso de estimulantes se incluya en la ley contra los estupefacientes.

Es lógico. En el ciclismo los trucos para evitar los controles van desde el simple escaqueo -aunque difícil, porque a ningún corredor le gusta verse privado de una victoria - procurando no ganar la etapa de turno, hasta evitar orinar en los frascos del médico de la UCI y hacerlo en una bolsita de goma dentro del pantalón, pasando por el hábil cambio de los recipientes. La picaresca, según se ve, ha cansado ya a los doctores. Todo cambia. Ahora es de juzgado de guardia.

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