Muchísimo estúpido
Durante cerca de sesenta minutos cualquier mujer española tuvo oportunidad de sentirse, sucesiva mente, minimizada, vejada, humillada, ridiculizada e insultada en un programa emitido por Radio Nacional el jueves día 11 de noviembre, de seis a siete de la tarde, en uno de esos embrutecedores espacios machistas que tienen por objeto hacer de la mujer el chivo expiatorio de los males que padece nuestra sociedad doliente. El artífice del desatino fue un hombre llamado Antonio Díaz Cañabate, quien durante media hora, con ese tono dogmático-paternalista-facilón del que «conoce al sexo débil y sus flaquezas», se permitió el lujo de despacharse a gusto atribuyendo a la mujer una retahíla de actitudes estúpido-frívolas-trivializadas, que él denominaba «manías femeninas», con esa simpleza tópica que consiste en generalizar sin más sutilezas y avalando su tesis (?) con ejemplos «que él sabe», en los que el marido de turno, «buenísima persona», resultaba ser víctima sufrida de los histéricos comporta miento de su señora.Entre otras necedades, la mujer objeto del programa radiofónico fue acusada y condenada por arreglarse y pintarse los labios, ventilar en exceso el hogar, creando corriente de aire molestas para el varón, enfadarse porque el marido sale de noche, cambiar el tintero de sitio en la mesa del despacho, padecer neurosis de limpieza y, finalmente, por ser «o guapa y tonta o lista y fea».
Apenas hacen falta comentarios.
Si la existencia del señor DíazCañabate transcurre entre necias cócoras, su vida debe ser un erial. La mía está llena de mujeres gratificantes que colaboran en su trabajo con la misma preparación profesional que sus compafieros, que se entregan a su familia con un espíritu de sacrificio pocas veces reconocido y que participan en los niveles de decisión de la vida diaria con el mismo acierto que cualquier hombre.
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