Extraño secuestro de un joven en Baracaldo
Víctor Manuel Sierra, residente en la localidad vizcaína de Portugalete, fue víctima el pasado jueves de un extraño secuestro que finalizó a las seis horas en las inmediaciones de Pamplona, después de que sus secuestradores le sustrajeran 8.000 pesetas y una agenda de direcciones.La víctima de este suceso, que comenzo en secuestro y concluyó en robo, se dirigía hacia un bar de Baracaldo con la intención de comer, cuando fue requerido por los ocupantes de un Seat 127 de color amarillo. El conductor -según datos suministrados por el secuestrado- le pidió que le señalara el camino que debía tomar para dirigirse hacia San Sebastián. Cuando Víctor Manuel Sierra se apoyo en la yentanilla abierta del coche, los otros dos ocupantes del vehículo le pusieron una capucha mientras le amenazaban con dispararle un arma, que en ningún momento llegó a ver, si no se introducía en el vehículo sin llamar la atención.
Después de casi seis horas de cautiverio, Víctor Manuel Sierra fue abandonado a cinco kilómetros de Pamplona, en la carretera general que une esta capital con Vitoria. La víctima consiguió llegar hasta la capital navarra, donde en plena -plaza del Castillo se presentó a una pareja de la Policía Armada a la que contó su caso. Posteriormente fue trasladado a la com,isaría, donde prestó declaración. Ayer por la mañana se presentó ante el Juzgado de Instrucción.
Víctor Manuel Sierra, soltero, de treinta abos de edad, natural de Zaldívar (Vizcaya)y residente en la avenida San Antonio de Portugalete, era corredor profesional hasta que en una prueba ciclista celebrada el año 1974 en Villafranca de Ordicia (Guipúzcoa) se colocó sobre su maillot otro con la bandera italiana, por tener los colores de la ikurriña. Esta acción le costó no pocos disgustos, por lo que el año siguiente decidió pedir asilo político en Francia, de donde regreso después de la muerte de Franco.
Sobre este nuevo extraño suceso hay todavía muchas lagunas informativas. Pese a los antecedentes del secuestrado, se descarta el móvil político, ya que en ningún momento fue maltratado ni se le recordó su pasado.
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