No se aplica la legislación española contra la contaminación
Del 28 de febrero al 4 de marzo se han desarrollado en Valencia las sesiones del I Congreso Español de Ingeniería Industrial, bajo el lema de «Horizonte industrial 85», con la participación de más de dos centenares de especialistas. Entre las conclusiones presentadas sobre ochenta ponencias, figuran la ordenación adecuada de las enseñanzas de ingeniería industrial, la necesidad de ordenación territorial, la efectiva ayuda a la reforma de la industria y la ordenación de la pequeña y mediana empresa. Por su parte, Sebastián Carpi Vilar, decano del Consejo General de Ingenieros Industriales, solicitó que el Ministerio de Industria sea regido por un ingeniero industrial. Por otro lado, fue anunciada la celebración, a finales de 1978, del I Congreso Iberoamericano de Ingeniería Industrial y Civil.
Tras plantear diversos aspectos sobre el futuro industrial español, se abordó el tema de la contaminación. La legislación española en materia de lucha contra la contaminación atmosférica, expuso Alfonso Ensenat, subdirector general del Medio Ambiente Industrial, nacida del diálogo entre los ministerios de Industria y de la Gobernación, se puede considerar como una de las más completas del mundo. Sin embargo, adolece de errores diversos. Se ha olvidado el papel importante del Servicio Meteorológico Nacional en su labor predictiva; el Ministerio de Hacienda, según el, texto legislativo, no se compromete a dotar a los ministerios competentes de los medios económicos y humanos necesarios y, sin embargo, este Ministerio asume la facultad de proponer al Gobierno la concesión de beneficios económicos y fiscales, cuando realmente la responsabilidad de la política ambiental descansa en Industria, Agricultura y Obras Públicas. Conviene recordar que Hacienda no intervino en las deliberaciones sobre la ley, «ausencia ilustrativa, según el señor Ensenat, de las escasas posibilidades que tiene de prosperar una política ambiental en España ».Con todo, el obstáculo principal reside en el inmovilismo legislativo. Mientras la «Clean Air Act», de Estados Unidos, dictada en 1963, ha sido enmendada en cinco ocasiones, y la «Air Pollution Control Law», del Japón, aprobada en 1968, cuenta con cuatro enmiendas, la ley española de protección del ambiente atmosférico, de 1972, sigue inmutable, «pese a los numerosos obstáculos que encuentra su aplicación». A este respecto, Alfonso Ensenat añade: «Tal vez no haya sido necesario siquiera perfeccionarla, dado el escaso uso que de ella se ha hecho, debido a que el legislador no atribuyó los medios necesarios para su mejor aplicación.»
La generación actual no sólo ha conocido la mayor revolución tecnológica, sino también la más gigantesca producción de desechos en toda la historia de la humanidad, razón por la que se plantea la necesidad de encontrar un nuevo modelo de crecimiento, basado en técnicas de producción sin desechos.
El aumento de la preocupación ambiental ha hecho necesario incorporar en el proceso planificador estudios relativos a los problemas ecológicos. Uno de los ternas más actuales es la larga y violenta polémica sobre la construcción de centrales nucleares. En Estados Unidos y Japón existen antecedentes de canalización de la opinión pública, referente a los proyectos industriales. La compañía Nothern States Power, de Minnesota, encomendó a un comité, formado por los representantes de los intereses públicos, la localización más adecuada para su central nuclear. La compañía presentó cuatro posibles localizaciones, y la comisión evaluó los emplazamientos e hizo recomendaciones. Por otra parte, en Japón existen los comités de opinión pública, con representantes de la comunidad, administraciones central y local, y de la industria, así como expertos invitados.
Aplicar una política ambiental a la situación española requiere la formación de un staff eficientes medios adecuados a los objetivos, coordinación de los organismos implicados y toma de conciencia individual y colectiva sobre la contaminación. «En un momento de sensibilización de la opinión pública, frente al problema de la contaminación -dijo el señor Ensenat-, es preciso prestigiar al máximo la Administración, frente a dicha opinión pública, tratando que la Administración sea neutral y objetiva y disponga de la informacion y medios humanos necesarios para la comprensión del contexto medioambiental y toma de decisiones.»
Muchas de las fábricas que han nacido durante el milagro español han sido construidas con tecno logías incompletas. Puede decirse que se ha venido practicando el nudismo industrial en lo que podríamos llamar la edad de piedra de la era de la industrialización española. Mientras los países in dustrializados invierten en la lucha contra la contaminación entre el 0,5 yel 2% del producto nacional bruto, en España no pasamos del 0,05%.
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