La mascarada judicial pudo convertirse en tragedia
La repatriación de los siete periodistas europeos, entre los que se contaba un equipo de RTVE, capturados días atrás por las fuerzas zaireño-marroquíes en la localidad de Mutshatsha, habrá puesto punto final a uno de los más sórdidos aspectos de la guerra de Shaba.El comportamiento de las autoridades zaireñas ha sido tachado de cavernícola entre los informadores. La repetición del escenario montado el 20 de abril pasado en el plató de la televisión local, cuando fueron presentados a la prensa dos ex gendarmes katangeses capturados al suroeste de Shaba, ofreció de nuevo la ocasión al general Likulia Bolongo, auditor general de las Fuerzas Armadas del Zaire, de mostrarse en su rol de oficiante, al que parece estar destinado.
Pero el espectáculo, que no llegó jamás a superar los límites de la tragicomedia, hubiera podido resultar sangriento, ya que, según las informaciones que hemos podido recoger, los españoles González Green, Reverte, Iglesias y García Llamas fueron capturados en medio de una violenta escaramuza entre zaireños y katangueses, cuando los primeros habían sufrido cuantiosas bajas y no estaban los ánimos para aceptar las explicaciones de los detenidos.
¿Cuáles son las pruebas de que aseguran disponer los zaireños para calificar a los periodistas de espías y afirmar que sólo la magnanimidad y el sentido del humanismo de Mobutu les evitaron conocer la suerte que merecían como mercenarios?
Según Likula, la principal acusación radica en que el equipo de RTVE se desplazó a Angola, donde González Green, a quien se califica de comunista, recibió instrucciones para penetrar en Zambia y, desde allí, cruzar la frontera con Zaire y establecer contacto con los oponentes al régimen de Mobutu.
En poder del equipo de RTVE se hallaron documentos muy comprometedores, según Likulia. El interrogatorio de los prisioneros habría demostrado que Regis Bossu y un alemán llamado Polak, de la revista Stern, de Hamburgo, tuvieron relaciones en Europa con un tal Rafael Mumba, quien les pidió obtener informaciones de orden político, económico y militar.
Bajo el título La magnanimidad del guía, la agencia Azap publicó hoy un editorial en el que se señala que Mobutu, luego de un análisis lúcido, y habida cuenta de su condición, de antiguo periodista, decidió devolver a los espías a sus respectivas embajadas para que sean repatriados.
Los dos rotativos locales destacan la presentación de los detenidos en la televisión, a los medios informativos locales y extranjeros, y publican una foto en la que aparece el general Likulia al lado del equipo de Televisión Española. Los siete periodistas abandonaron ayer el territorio de Zaire con el concurso de sus embajadas respectivas. Los representantes diplomáticos de Inglaterra y España serán convocados. ulteriormente para asistir a la proyección de los rollos rodados por la Televisión Española, con el propósito de que certifiquen el carácter subversivo de su contenido.
Las autoridades zaireñas repartieron a los detenidos en dos grupos, atendiendo a la gravedad de las acusaciones formuladas contra ellos. En el primero figuraba el equipo de RTVE, junto al periodista británico Francis Colin Smith, los cuales, según la versión oficial, declararon al ser capturados que eran turistas extraviados en medio de la sabana, luego de que fueron abandonados por el chófer que habían contratado.
La versión oficial zaireña es la única que tiene curso legal aquí, ya que ni uno solo de los detenidos fue autorizado a ser entrevistado por los informadores que asistieron al show de la Renapec, nombre con el que se denomina a la sede de la televisión. El segundo grupo estaba formado por los enviados de la revista alemana Stern, a quienes, si bien se les exime de la acusación de ser agentes del MPLA de Angola, se les agobia con la afirmación de que el inefable Rafael les contrató en París o Bruselas.
El Gobierno de Kinshasa demuestra haber perdido, en buena parte, su sangre fría Cuando condena a un grupo de periodistas por haber penetrado ilegalmente en su territorio y hacer todo lo posible por cubrir la primera línea. Si los documentos comprometedores de.que hace mención el general Likulia son fidedignos, es de suponer que serán puestos en conocimiento de la prensa, pero por el momento permanecen en el más intrincado de los secretos.
Si las pruebas de culpabilidad se limitan a la existencia de un carné con las direcciones y los números de teléfono de los dirigentes del MPLA de Angola, en posesión de González Green, es notorio que su debilidad probaría el carácter incontrolado de la reacción delos zaireños y ello no constituye la demostración de un acto de culpabilidad, sino que revelaría que los zaireños confundieron espionaje y deontología informativa.
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