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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El señor Blat no se ha enterado

Como ciudadano de una colectividad que tiene problemas muy especificos y exige alternativas bien claras, y como escritor que ha trata o esos conflictos, sin ser experto en ello, deseo, contestar al señor Blat Gimeno, que no me parece ni experto ni prudente.Hablar de «lenguas nativas», de «lenguas maternas», de «lenguas regionales» y solfear sobre «bilingüismo» es mostrar una empanada mental paternalista sin ningún apoyo científico, y con resabios de integrismo político.

Si algo queda ya claro es que este estado alberga cuatro nacionalidades. Cualquier «región» pertenecerá a una de ellas. No hay «lenguas regionales» sino «lenguas nacionales» (al margen de la peregrina calificación de «lengua nacional» con la cual singularizó el Gobierno Suárez al catalán, tras el desliz de Suárez en Match). Y hay cuatro si los historiadores, lingüistas y sociolingüistas no han fallado. Para no inventar el valenciano le hubiese bastado al señor Blat Gimeno leerse el diccionario de la Real Academia de la Lengua (esa que tanto justiprecia, pero de la que no toma lección). Por ese camino desglosaremos el extremeño, el leonés, el andaluz,... y además, el chileno, el argentino, el mexicano... ¿no le parece señor Blat?

El «bilingüismo» es una ideología del bloque dominante, así nos lo han descubierto Aracil, Ninyoles, Badia Margarit y Valiverdú (a quienes debería leerse este verano aún) Aquí hemos padecido y padecemos una situación «diglósica», no de «igualidad», sino de «dominación». No hay enseñanza bilingüe que sea. No la queremos nosotros. Queremos aprender en nuestra lengua y nuestra lengua, pero ya. Si al señor Blat le va el «bilingüismo» que lo practique en su casa. En la nuestra queremos nuestras propias soluciones y alternativas. Profesores no nos faltan (si en Euskadi tienen ikastolas, acá tenemos Escola d'Estiu).

Sus miedos respecto a nuevos errores (¿nuestros?) sólo protegen el status quo imperante, que no es válido ni para quienes practican la lengua del imperio. ¿O es que funciona bien la cultura castellana? No tema por nosotros, siendo «mayoría» oprimida ya hemos aprendido a respetar las minorías.

Si las opiniones del señor Blat Gimeno pueden aún mantenerse sin rubor es que la desinformación es aún inmensa y peligrosa, toda un arma de la reacción. ¿Por qué no informar de veras? Ya va siendo hora.

Que la atención del señor Blat Gimeno se dirija hacía esos problemas indica, empero, que algo cambia.

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