Pensiones y privilegios
Tiempo ha, comentando con un anciano su pensión de 1.500 pesetas mensuales, y para que él se sientera más satisfecho, le decía: «Con lo poco que usted ha pagado, no está mal, ¿eh? El, avispado y agudo, me contestó: «No está mal, ni bien -era de muy reducido gasto-, pero si tu supieras los jornales que yo he tenido que echar para sacar adelante mis seis hijos, no dirías eso. Pues si entonces nuestros patronos no pagaban o pagaban poco por nosotros, no por eso hemos sudado menos la camiseta que vosotros, para llegar al bienestar que ahora gozamos todos los españoles ... » Lógica contestación de un hombre poco ambicioso, pero de un claro sentido común.Este ejemplo viene ahora a mi mente, cuando por doquier estoy escuchando la cantidad de cosas que muchos están haciendo para asegurarse una jubilación alta.
Si algo debe de estar equilibrado en esta sociedad que tratamos de crear son las jubilaciones. ¡Ya está bien de que la sociedad propicie desigualdades! El que algunos elementos de nuestra sociedad tengan posibilidades de mejorar su contribución en puertas de su jubilación para que ésta sea mayor y otros -los más humildes-, no tengan esas posibilidades porque su trabajo haya sido menos agraciado por la fortuna, no debe de ser causa que los primeros cobren para poderse dar la gran vida y los otros sólo para seguir penando. Pase que cada cual con su dinero se permita mayores lujos que su vecino, pero con un dinero socializado, como es el de las jubilaciones, no.
Absurdo me parecería que fueran iguales, pero justo que las diferencias sean mínimas. Porque, además, mientras que los privilegiados puede que tengan sus ahorros, los otros, ni eso han podido hacer.
Ocurre, a veces, con eso de las jubilaciones o pensiones, que aquellos que más cobran, por las cantidades de que disponen, a penas tiene problemas que resolver, mientras que los que cobran poco, si es poco lo que ellas les resuelve, son, en la mayoría de los casos, unos menesterosos toda la vida. Dos situaciones absurdas: por un lado, cobran mucho los que, quizá, ya tienen bastante, y cobran insuficiente los que no tienen nada.
Ya sé que el decir esto en un periódico leido por más de los privilegiados que de los otros, puede parecer una herejía: ¡Ellos han pagíido mucho! ¿Y qué? Todos quisieran haber podido pagar mucho. Ocurre con harta frecuencia en la España que estamos viviendo que se habla y se habla de socialismo, siempre inspirados en el prójimo de «arriba», muy poco, o nada, considerando lo que nosotros Podemos dar al prójimo de «abajo», que tiene infinitamente menos que uno.
Un Estado justo, como el que pedimos, debiera imponer unas pensiones menos desequilibradas:
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