Doctrina y personalidad de monseñor Escrivá de Balaguer

(Profesor de Teología)La bibliografía sobre monseñor Escrivá de Balaguer aumenta sin cesar. Son escritos de valor muy diverso y que se limitan generalmente a aspectos sectoriales de la figura estudiada.

El libro de Salvador Bernal, periodista y doctor en Derecho, hombre de fino olfato para el análisis y diagnóstico de nuestro tiempo, es, hasta ahora, el único intente) que conozco de exponer sintéticamente y en conjunto la vida, la doctrina y la personalidad de monseñor Escrivá de Balaguer.

Apuntes llama Bernal a su libro. Quiere con estas palabras, pienso yo, expresar la dificultad de la empresa, y a la vez, restar audacia al intento. «No es fácil explicar cómo fue y qué hizo», dice refiriéndose a monseñor Escrivá de Balaguer: «no se puede despiezar esa existencia tan cargada de sentido) humano y divino hasta en detalles mínimos» (página ocho). Las trescientas y pico páginas que siguen a esta frase (testimonian la batalla espiritual, antes que literaria, que ha combatido Bernal al escribirlas, hasta conseguir presentar, a pinceladas, algunas manifestaciones de aquella «personalidad enteriza», «que no traicionen -confiesa- la imagen que guardo desde que le conocí personalmente el 8 de septiembre de 1960» (página nueve).

El autor quiere, sin duda, reservar su sitio propio a estudios biográficos posteriores, que aborden de una manera sistemática la vida y la obra del fundador del Opues Dei. La riqueza de fuentes -orales, escritas, filmadas...- para esa tarea es tal, que se comprende la honesta preocupación de Bernal por señalar el alcance y los límites de su trabajo. «Quien haya conocido personalmente a monseñor Escrivá de Balaguer -nos advierte en el prólogo- comprobará que hay muchas cosas importantes que no aparecen aquí» (página nueve). Es así, en efecto. Pero precisamente los que le conocimos en la vida reconocemos, a través de la presa de Bernal, a aquel sacerdote de Dios; recio, alegre de sinceridad desarmante, con una inmensa capacidad de arrastrar las almas hacia Dios.

Bernal distribuye la materia de su libro en nueve capítulos y un epílogo. El primero, titulado Una familia cristiana, nos informa sobre los primeros años del fundador del Opus Dei, que transcurren en. Barbastro, Logroño, el alto Aragón. El segundo gira en torno a su vocación al sacerdocio: su clima es Zaragoza. En el tercero, ya en Madrid, se describe el momento central de su vida: la fundación del Opus Dei. El cuarto, que responde al bello título Tiempo de amigos, se resume bien en sus primeras palabras: «La historia de los comienzos del Opus Dei puede compendiarse como historia de los amigos de su fundador» (página 143). Capítulo V: Corazón universal, con los primeros pasos de la obra recién nacida, en España, y, a la vez, con el horizonte universal que desde los comienzos inculcaba en los suyos monseñor Escrivá de Balaguer. Capítulo VI: El resello de la filiación divina, también centrado cronológicamente en los tiempos inmediatos a la fundación, pero describiendo con anécdotas de todo tiempo ese rasgo tan característico del alma de monseñor Escrivá de Balaguer. Las horas de la esperanza: bajo este lema agrupa el, autor, en el capítulo VII, el esforzado amor de su biografiado en los difíciles días de la guerra de España, en los diversos avatares de la vida del Opus Dei en los años intensos del Concilio Vaticano II. En el-capítulo VIII Bernal abandona explícitamente todo orden cronológico y, bajo el título La libertad de los hijos de Dios, nos ofrece un panorama del talante con que el fundador del Opus Dei sobrellevó la calumnia y el dolor a lo largo de su vida y defendió por doquier la libertad: porque «sin libertad no se puede amar a Dios» (página 254). El último capítulo se titula Padre de familia numerosa y contiene una resumida historia de la expansión por el mundo del Opus Dei.

Estos son los pasos que da Salvador Bernal para acercarse a su objetivo, que él formula así: «dar aconocer un poco más la gran personalidad de monseñor Escrivá de Balaguer, que gustaba de pasar inadvertido, según el lema de su vida: ocultarme y desaparecer es lo mío, que sólo Jesús se luzca» (página diez).

Llama la atención la extraordinaria cantidad de fuentes que, en tan poco tiempo, ha conseguido reunir y compulsar -el autor para apoyar en piedra firme su obra. Aquí no hay divagaciones, sino nombres y testimonios. En este sentido, el libro es un continuo e internacional desfile de testigos de la vida santa de monseñor Escrivá de Balaguer. Aquí encontramos desde amigos de la infancia, compañeros de seminario y Universidad, hasta profesores, discípulos y amigos de todas las épocas. Aquí aparecen escritores y periodistas, maestros ilustres, obispos y cardenales, junto a la humilde y ejemplar religiosa del hospital de incurables que cuenta la heroicidad cotidiana de un joven sacerdote, o el botones de la residencia de Ferraz, que relata sus recuerdos de esa residencia universitaria; y, con ellos, una variopinta multitud de gentes que le conocieron en las ocasiones más dispares y que hablan ahora de su manera cristiana de vivir.

Otro dato a consignar es la alta calidad literaria de la prosa de Bernal. Era, en verdad, necesaria para no desdecir de los amplios textos, de tan bella factura, que cita del fundador del Opus Dei. Es el de Salvador Bernal un lenguaje atinado, que deja decir a las personas que hablan, que sabe escuchar a monseñor Escrivá de Balaguer, que consigue contener la emoción que tantas páginas suscitan.