Por una Seguridad Social
La lesión del portero salmantino D'Alessandro, que ha costado la pérdida de un riñón, pone aún más de actualidad la gestación actual de la Asociación de Futbolistas Profesionales, a la que ya se ha unido la de ciclistas, aunque con distintas motivaciones.Al margen de otras peticiones económicas «en vida deportiva», que podrían ser discutibles, máxime porque tratan con ello de navegar en unas aguas bien remuneradas sin que Hacienda entre más en acción las ya viejas de una Seguridad Social, como cualquier otro trabajador, saltan a la vista.
D'Alessandro -y en este momento es aún una simple suposición- cobraría de la Mutualidad de Futbolistas en caso de incapacidad permanente total para la práctica del fútbol medio millón de pesetas. A un jugador que debe de rondar actualmente por los tres millones de pesetas de ingresos anuales, entre ficha sueldos y primas, «se le despacha» con una sexta parte de lo que gana en un año. No es que aboguemos por que una mutualidad como la que se trata -aunque desfasada en sus baremos como se escribió el día de Nochebuena en estas mismas páginas- preste mayores atenciones, sino que, de una vez por todas, un futbolista sea considerado como una persona normal.
No por D'Alessandro, sino por tantos y tantos jugadores modestos que se van del fútbol de forma oscura y sin el homenaje de las figuras, hora es de que se hable para ellos de cifras de la Seguridad Social. Más que homenajes lacrimógenos nos quedaríamos mucho mejor con un normal 55 % del sueldo del futbolista como pensión vitalicia, al margen de la correspondiente prestación a tanto alzado por el miembro perdido. Es, ni más ni menos, lo que dice la ley sobre la incapacidad permanente total para el trabajo habitual.
La Asociación de Futbolistas, pues, tiene otro argumento actual e importante para su justa lucha.
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