Rubio Melero ha muerto esta madrugada
A la una y cuarto de esta madrugada falleció el boxeador Juan Jesús Rubio Melero, a consecuencia de un paro cardíaco. El púgil había sido internado en la residencia sanitaria Francisco Franco, el pasado viernes, tras sufrir un fuera de combate en su pelea contra el campeón de España de los pesos medios, el tinerfeño Francis. Sometido a una operación quirúrgica, ésta no dio el resultado apetecido, y desde hace dos días Rubio Melero se encontraba en coma profundo.
Ayer se le practicó un electroencefalograma que dio resultado totalmente negativo, es decir, clínicamente estaba ya muerto, aunque el corazón siguiera latiendo hasta esta madrugada, en que sufrió la parada cardíaca. En el momento del fatal desenlace, el púgil estaba siendo atendido por el doctor García Gutiérrez.Durante la jornada de ayer, los médicos parecían haber agotado ya todas las esperanzas para salvar la vida del infortunado boxeador. Su fuerte contusión del tronco del encéfalo había provocado, en las primeras horas después de la pelea, un edema -derrame de plasma- en el lóbulo temporal derecho. Fue intervenido a vida o muerte, se le extrajo parte del tejido cerebral dañado y se le creó una zona descompresiva. El peligro quedaba aplazado. Pero la falta de funcionamiento del bulbo raquideo se estaba traduciendo, entre otras cosas, en deficiencias circulatorias que habían afectado al riñón; éste no eliminaba, y el cuerpo de Rubio Melero iba cargándose continuamente de sustancias tóxicas. Finalmente, ayer sobrevino la parada cardíaca.
Juan Jesús Rubio Melero tenía veintitrés años de edad y buscaba en el boxeo el desquite contra su incómoda situación económica. Su padre pertenece a la Federación de Boxeo almeriense, y tenía otros diez hermanos, tres de ellos también dedicados al boxeo.
Repercusiones en el boxeo profesional
La desaparición del boxeo profesional, que ha comenzado a plantearse como debate público a raíz del caso de Rubio Melero, no dejaría sin medio de vida -caso de producirse- a más de veinte personas. El boxeo no es auténtica profesión más que para unos pocos. La gran mayoría de los púgiles con licencia profesional trabajan en otros campos e ingresan cantidades muy pequeñas a través de este deporte.
Los hombres del boxeo, acostumbrados a convivir con la dureza y la peligrosidad de este deporte, se quejan algo de la campaña contraria a su existencia. Ellos argumentan que el montañismo, el automovilismo, el motociclismo y otros deportes producen más muertes. Es cierto, pero no se puede evitar que la muerte de un hombre a manos de otro hiera más la sensibilidad de una sociedad que si se despeña por una montaña o se estrella con una moto o con un coche; y, aparte de eso, los ataques contra el boxeo profesional se agravan cuando ocurre una desgracia de este tipo, pero eso no significa que sólo las muertes sean su peligro. Los estudios médicos han demostrado, tanto como la experiencia, que los años de ring dañan la capacidad mental de buen número de boxeadores.
Dejando aparte lo que pudiera tener de indigno la lucha a puñetazos entre dos hombres para diversión de otros, lo cierto es que la práctica de este deporte, en su vertiente profesional, supone un riesgo permanente para la salud mental de sus practicantes.
Otro argumento en favor del mantenimiento del boxeo profesional es el de que constituye el medio de vida para los hombres metidos en él. Sin embargo, podría afirmarse que éste sería el mejor momento posible para suprimirlo, porque el número de personas que hacen de él su medio de vida es menor que nunca. La Federación Española tenla, al cerrar el pasado año, 198 licencias de profesionales, pero ni la décima parte de esa cantidad son realmente profesionales
La gran mayoría de los hombres con licencia profesional pelean muy de tarde en tarde y cobran bolsas muy bajas -de diez o 20.000 pesetas-; por lo general tienen un trabajo, y buscan cada día unas horas para entrenarse. Para algunos elegidos puede decirse que llega a ser un pluriempleo, y en el actual momento del boxeo español los únicos que viven realmente de él son los protegidos de algún promotor: los del «clan Berrocal» -Evangelista, Perico Fernández, Juan Francisco Rodríguez, Vicente Rodríguez, Castañón, Lastra, Nino Jiménez, Avenamar Peralta, Acuña, Barrios-, los del clan Tejeda -Guinaldo, Massó-, los de Azpitarte -Horacio Ruiz y Amaña-, y algunos que van «por libre», como Dum Dum Pacheco y los varios suramericanos que andan de aquí para allá, a salto de mata y sirviendo de relleno en veladas. Estos hombres y algún manager son los únicos profesionales reales del boxeo. El resto sueña con hacer méritos para entrar en el clan de algún promotor.
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