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Isolux asegura la continuidad de sus actividades

Los trabajadores de Isolux, empresa dedicada a montajes e instalaciones eléctricas, que cuenta con una plantilla de 1.362 personas, desarrollan estos días una intensa actividad de protesta y denuncia contra la dirección, que ha solicitado un expediente de suspensión temporal de empleo, durante dieciocho meses, para 119 de sus trabajadores.El consejo de delegados de Isolux, que entiende que esta medida no resuelve las dificultades de la empresa y puede ser una primera medida que preceda a otras más graves, ha elaborado un dossier en el que da cuenta de la incierta marcha de la misma en los últimos años, e insinúa una descapitalización provocada. El presidente del actual consejo de administración, señor Debesa Lobato, y el consejero delegado, señor García Archidona, consultados por EL PAÍS sobre el contenido del dossier, admitieron las dificultades actuales de tesorería, que son comunes a la mayoría de las empresas en la actual situación de crisis, según dijeron, pero insistieron en que la empresa tiene una cartera de pedidos de 1.300.000 pesetas y que la actual dirección está dispuesta a dar continuidad a sus actividades.

Junto a la solicitud de expediente de suspensión temporal de empleo para parte de la plantilla, «que es una medida, entre otras muchas, y no la más importante, para salir de la actual situación», según los directivos, existe una operación de consolidar la deuda recuperable, en 36 meses, por un pool bancario compuesto por Bandesco, Banesto, Crédit Lyonnais, Societé Generale de Banque Francaise, Banco de Castilla, Banco de Valladolid, Banco Exterior de España, Banco Ibérico y Banco de Andalucía.

Isodel y la rentabilidad

En el año 1966, según el dossier de los trabajadores, Isolux, que era una empresa rentable, es absorbida por Isodel Sprecher. Pero, salvo pequeños reajustes -según el mencionado dossier-, sus plantillas y su actividad permanecen separadas y perfectamente diferenciadas. «En una palabra, lo único que realmente se diluye y desaparece por completo es el patrimonio y el capital de Isolux», según los trabajadores.En enero de 1973, Jaime Arrazola, apoderado y director general de Isodel Sprecher, eleva un escrito a la Delegación Provincial de Trabajo, en el que solicita autorización «para proceder nuevamente a la constitución de Isolux, SA». En el citado escrito se aduce -según ha podido constatar EL PAÍS- las dificultades de la empresa que, en caso de no autorizarse la nueva constitución de Isolux, se vería obligada a resolver los contratos de trabajo a mil productores.

Enajenación de acciones a favor de una multinacional

En 1975, Isodel Sprecher enajena 9.530 de sus acciones, y Jaime Arrezola la totalidad de las suyas -según el dossier de los trabajadores-, pasando ambas a propiedad de la compañia francesa CGEE-Alsthon, quedando constituido el capital por un 49 % de la firma francesa, un 43 % de Isodel Sprecher y un 12 % de Bandesco. A su vez, la Alsthon posee un 25 % de Isodel.A partir de estos momentos, se acelera la pérdida de beneficios y el endeudamiento de Isolux, según los trabajadores, fruto en gran medida de una pésima gestión.

El presidente del consejo de administración y el consejero delegado de Isolux -se da la paradoja de que este último fue antes asesor de los trabajadores (según manifestó a EL PAÍS)- no quieren valorar la gestión anterior a su toma de posesión -enero-, y reconocen la difícil situación, con un exceso de papel, agravado por la prefinanciación a través de Sercobe, habitual en estas actividades, «pero nos siguen descontando letras y estamos convencidos de que esta empresa tiene continuidad y vamos a sacarla adelante. Si no fuera así -afirmaron- no ampliaríamos capital y procederíamos a la quiebra. La operación del pool bancario y el expediente de suspensión temporal de empleo son, junto con otras medidas, expresión de nuestra voluntad de rentabilizar esta empresa». El expediente de regulación, añadieron, es importante por el exceso de personal - 1.300 trabajadores-, en una empresa de servicios técnicos, «pero no vamos a hacer gestiones a más alto nivel si no se nos acepta en un primer momento. Es una medida más para racionalizar la empresa».

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