Begin aplaza al domingo su viaje a Estados Unidos
Mientras los palestinos han colocado en estado de alerta a sus fuerzas en Líbano, temiendo una operación de represalia por parte de Israel y en el Parlamento israelí se clama venganza, el primer ministro, Menahem Begin, ha anunciado que su viaje a Estados Unidos, previsto para ayer y suspendido a causa del atentado palestino del sábado, tendrá lugar el próximo domingo.
Begin viajará a Washington acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, Moshe Dayan, pero es dudoso que vaya también el ministro de Defensa, Ezer Weizman. Este último cambio de programa -estaba prevista inicialmente la participación de Weizman en las conversaciones-, puede significar un endurecimiento de Begin tras el ataque palestino del sábado, que se habría inclinado hacia las tesis de los «duros» Dayan y Sharon, ministro de Agricultura, y partidario a ultranza de la continuación de la política de extensión de colonias judías en los territorios ocupados.El balance definitivo del ataque ha sido de 37 muertos y más de ochenta heridos. El atentado provocó que más de 300.000 israelíes de la región de Tel-Aviv vivieran en estado de sitio durante dos días, hasta que fueron encontrados los cadáveres de los tres últimos miembros del comando (compuesto por once miembros, dos de ellos mujeres). Todos los palestinos resultaron muertos o han sido detenidos.
Unánime petición de castigo
Durante el debate parlamentario sobre el atentado, celebrado el domingo en Jerusalén, el primer ministro gritó que «se han acabado los tiempos en que los asesinos de judíos gozaban de impunidad». Casi todos los oradores exigieron una acción enérgica para castigar a los responsables de la «matanza de inocentes». La petición de represalias unió a los representantes de la coalición gubernamental a la de los miembros de la oposición laborista.
El líder laborista y antiguo ministro de Asuntos Exteriores, Yigal Allon, exigió que la respuesta israelí fuese «formidable, aplastante y que hiciese daño». Sólo algunos de los diputados de la izquierda laborista o socialistas independientes hicieron un llamamiento para que no sea olvidada la búsqueda de una paz con los árabes. Los comunistas, por su lado, leyeron una declaración en la que, tras deplorar la sangre vertida, insistieron para que Israel termine la ocupación de los territorios ocupados y que se concediese la autodeterminación a los palestinos. Pidieron también que no se lleven a cabo acciones de represalia.
La declaración adoptada en el Parlamento apoya la petición dirigida por Begin para que los países occidentales cierren todas las oficinas de la Organización para la Liberación de Palestina instaladas en sus capitales.
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