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Reportaje:

Granada se quedó sin carmen de los Mártires y sin hotel de cinco estrellas

La reciente aparición en Granada del libro El carmen de los Mártires (apuntes para una historia...), escrito y editado por el abogado Fernando Fernández de Bobadilla, en colaboración con el médico Manuel Orozco, ha vuelto a resucitar la antigua polémica en torno a una historia que comenzó a principios de 1974, con la concesión de una licencia municipal a favor de la empresa IFA Hotel, SA, para construir un hotel de superlujo en el histórico recinto del oficialmente declarado jardín artístico (Boletín Oficial del Estado del 27 de septiembre de 1943). Eduardo Castro vuelve hoy sobre esta historia, que continuó con la destrucción parcial del centenario bosque del carmen y la total ruina de su palacete neoclásico y que, aparentemente, concluyó en el verano del 76, con la paralización de las obras por falta de liquidez de la que dio en llamarse empresa constructora-destructiva.

En la actualidad puede afirmarse que Granada se ha quedado sin el proyectado hotel de cinco estrellas y, lo que es mucho más grave, sin su carmen de los Mártires, patrimonio natural de la ciudad y solar de lo que fue casa de la Reforma Carmelita, fundada por el propio San Juan de la Cruz a instancias de Santa Teresa. El futuro de lo que un día estuvo destina do a ser parque público de Granada no está todavía, por otro lado, nada claro.El carmen de los Mártires fue vendido por su propietaria, sor Cristina de la Cruz Arteaga, hija del duque del Infantado, en 1957, a la ciudad de Granada y con la expresa recomendación de que debería quedar bajo la. tutela del Estado y pasar a ser definitivamente propiedad del pueblo granadino. Aduciendo, sin embargo, razones aparentemente tan importante como la de dotar a la ciudad de un verdadero hotel de categoría -que daría vida y crearía puestos de trabajo en la llamada capital del desempleo-, el Ayuntamiento granadino, presidido entonces por JoséLuis Pérez-Serrabona Sanz, terminaría traicionando el espíritu que había anirnado,a sus antecesores y firmando, el 2,4 de marzo del 74, el contrato con la empresa IFA Hotel Carmen de los Mártires, SA.

Suárez gestionó la concesión a IFA-Hotel

A la cabeza de dicha empresa figuraba el conocido financiero canario afincado en Cataluña Antonio Van de Walle y Ponte, cuya actuación en otro affaire (IFA-Hotel Sarriá) llegó incluso a ser negativamente juzgada por el Tribunal Supremo de Justicia. Más que por sí mismo, el señor Van de Walle ha sido objeto, sin embargo, de especial atención por parte de casi toda la prensa nacional debido a su relación de estrecha amistad con el actual presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, a quien el pasado verano tuvo de invitado en su casa de la localidad de Bagur, en la Costa Brava gerundense. Y fue precisamente el propio señor Suárez quien, siendo entonces presidente de Entursa (Empresa Nacional de Turismo, perteneciente al INI), vino en persona a Granada, a principios del año 74, a gestionar la concesión del carmen de los Mártires a favor de IFA-Hotel, SA.

Irregularidades legales

Hace ahora un año el actual alcalde de Granada, Antonio Morales Souvirón, forzado por innumerables requerimientos públicos, declaró que, llegada la hora, «el Ayuntamiento actuará con toda energía para poner las cosas en el mismo lugar que estaban antes de la firma del contrato» (EL PAIS, 9 de enero de 1977).Sin embargo, a pesar de su aparente seguridad, las palabras del alcalde no podían ser más contradictorias, y así se encargó de demostrarlo el abogado Fernández de Bobadilla. Según el autor del libro ahora publicado, mientras el valor de la ejecución material del proyecto del hotel ascendía a un total de 250 millones de pesetas, el Ayuntamiento tan sólo contaba como fianza con 2.720.000 pesetas cantidad con la que «sólo había quedado asegurada la primera de una larga serie de estipulaciones que deberían haber sido objeto de afianzamiento y no lo fueron» Con ello, las demás obligaciones teóricamente contraídas por la empresa habían quedado desprovistas de toda garantía.

Daños graves e irreparables

Más tarde, al no cumplir Van de Walle con dichas obligaciones, el Ayuntamiento no tuvo más salida que incautar, a finales del pasado mes de marzo, la que Fernández de Bobadilla califica como «pingüe y ridícula cantidad» depositada para la fianza, una suma con la que prácticamente resultará ya imposible reparar los graves e importantes daños sufridos por el carmen durante el período de actividad de la empresa.Por otro lado, una de las condiciones del concurso-subasta para la adjudicación del proyecto decía, textualmente, que «los licitadores habrán de acreditar una inversión en construcciones hoteleras de España de doscientos millones de pesetas, como mínimo». Difícilmente, sin embargo, podría cumplir IFA-Hotel Carmen de los Mártires, SA, con este requisito, dado que la sociedad se constituyó a finales del año 72, con un capital de 200.000 pesetas y con el fin exclusivo -según se desprende de la lectura del objeto de su fundaciónde ser la adjudicataria, precisamente, del citado concurso-subasta para la construcción del hotel en Los Mártires (véase EL PAIS del día 1 de febrero de 1977). Aparte de no tener, en el momento de adjudicársele el proyecto ni hoteles, ni experiencia hotelera, ni apenas dinero, la empresa no demostró ante el Ayuntamiento, como era asimismo preceptivo, su personalidad jurídica hasta tres días después, el 5 de diciembre de 1972, de expirado el plazo de dos meses concedido para ello en el Boletín Oficial del Estado.

Responsabilidades

Según Fernando Fernández de Bobadilla, que en todo momento ha sido el principal impulsor de la campaña de concienciación pública llevada a cabo en Granada en contra de la construcción del hotel, a lo largo de los últimos cuatro años, las responsabilidades en el asunto del carmen de los Mártires alcanzan, fundamentalmente, a las siguientes personas, nombradas «por orden de prioridad» y con los cargos que ocupaban en el momento de hacerse la concesión de la licencia municipal: José Luís Pérez-Serrabona, alcalde de Granada; Alberto Leyva Rey, gobernador civil de la provincia; todos los miembros del Patronato de la Alhambra y Generalife, en general, y Francisco Prieto-Moreno, como arquitecto conservador de dicho Patronato, en particular; la comisión del Patrimonio Histórico-Artístico; Miguel Alonso Baquer, director general del Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural; José García Hernández, ministro de la Gobernación; Cruz Martínez Esteruelas, ministro de Educación y Ciencia; Federico Mayor Zaragoza, subsecretario del mismo departamento, y, finalmente, el propio Gobierno de la nación, presidido por Carlos Arias Navarro, el cual, «advertido en tiempo y forma, no impidió la consumación de tan singular y manifiesta arbitrariedad».

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