Diferencias comunitarias ante el contenido del documento sobre la ampliación

La Comisión de las Comunidades Europeas ultima sus trabajos para la aprobación, probablemente el miércoles 19, del denominado fresco, sobre la ampliación del Mercado Común, documento que trazará las orientaciones políticas, económicas, sociales e institucionales para la adhesión a la CEE de España, Grecia y Portugal.

Por el momento, las reuniones -a nivel de jefes de división- no han logrado un acuerdo unánime. Persisten diferencias en varios capítulos, sobre todo de relaciones exteriores y de período transitorio. También hay discrepancias sobre si hay que aplicar una política de restricciones comerciales a los futuros candidatos.El fresco, cuyas líneas generales fueron expuestas el viernes en Bruselas a Leopoldo Calvo Sotelo, ministro de Relaciones con las Comunidades, por parte de Lorenzo Natali, vicepresidente y artífice del citado documento, no representa un esquema rígido de trabajo. Analiza, sin embargo, aspectos fundamentales que merecen tenerse en cuenta. Por ejemplo, la necesidad de cooperar antes del ingreso, entre la CEE y los candidatos, en diferentes sectores. Desliga totalmente la eventualidad de un ingreso «global» de los tres candidatos, explicando las razones que hacen que Grecia sea, probablemente, el primero de los países candidatos en incorporarse al club comunitario. Sí estudia la posibilidad de una solución ibérica para la entrada conjunta de España y Portugal.

Sobre la metodología -expuesta ya en estas páginas hace varias semanas- precisa que el ingreso será efectivo, a nivel institucional, desde el primer momento. Sin embargo, se modelará la marcha del período transitorio, tanto en la primera como en la segunda etapa, en función de los avances logrados en la homologación de las economías de los candidatos con la comunitaria.

Destaca la existencia de una «cláusula de salvaguardia general», cuya finalidad es permitir, durante el plazo de transición, retrasos en el ingreso, en función de la situación económica, cláusula que existió también en la anterior ampliación de la CEE, en 1973, con el ingreso de Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca, pero que en el caso presente, al tratarse de Estados con frágiles democracias, podría adquirir también un tono político.

Si hay marcha atrás en un Estado recién incorporado en el proceso democrático, podría jugar la «cláusula de salvaguardia», según dejan entender ciertos círculos comunitarios.

Por último, en el momento actual de las discusiones intracomunitarias para la adopción del fresco, se destaca que hay diferencias en el capítulo de relaciones exteriores.

Otra polémica, de capital importancia para España, es el enfrentamiento entre miembros de la Comisión Europea en dar una visión «aperturista» a los países candidatos desde ahora mismo.

A la espera de los textos definitivos del fresco, punto principal de la actual fase de relaciones España-CEE, Calvo Sotelo se entrevistó ayer aquí con Lorenzo Natali, Etienne Davignon y con Fin Olav-Gundelach. Además de hablar de la necesidad de reactivar las negociaciones comerciales para la ampliación del acuerdo de 1970, Calvo Sotelo insistió ante Gundelach para un mejor trato en las concesiones pesqueras.