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El disidente soviético Yuri Orlov fue condenado a siete años de trabajos forzados

Tras cuatro días de juicio, el disidente y científico soviético Yuri Orlov fue condenado ayer en Moscú por «actividades antisoviéticas» a la pena máxima pedida por el fiscal: siete años de trabajos forzados en un campo de concentración y cinco años de destierro en Siberia.El proceso contra Orlov, de 52 años, miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de la República Soviética de Armenia y colaborador y amigo del premio Nobel de la Paz, Andrei Sajarov, cabeza visible de la disidencia en la URSS, ha sido seguido con mucho interés en todos los países occidentales debido a su estrecha relación con los acuerdos de Helsinki sobre derechos humanos, firmado por la URSS, Estados Unidos y 32 naciones europeas en 1975. Con el proceso, que ha coincidido con otro que se le está siguiendo en Tiflis a dos disidentes, la Unión Soviética también parece haber tratado de demostrar que, en contra de lo que proclaman Orlov y los demás disidentes, los derechos humanos son respetados en el país.

Orlov, presidente del llamado «grupo de Helsinki» en Moscú, fue acusado de «agitación y propaganda antisoviética» por imprimir y distribuir octavillas tendentes, según el fiscal, « a debilitar el poder soviético». La acusación ha insistido en el hecho de que los escritos de Orlov «incitaban a la lucha contra el régimen» y fueron aprovechados por los «círculos imperialistas y antisoviéticos». El fiscal presentó varios «testigos», pero al acusado no se le permitió citar a ninguno.

Todos los medios de información soviéticos han trasmitido al exterior durante los últimos días numerosos textos con la interpretación oficial sobre el caso, lo que entre otras cosas ha probado el interés de Moscú en el proceso. La agencia Novosti, por ejemplo, señala, en uno de los últimos comunicados enviados a este diario, que Orlov, tras haber «abandonado» su trabajo de físico en 1974, sólo dispuso, como medios de sustento, de «ingresos monetarios que recibía del exterior». Y añade: « Sin poseer posibilidad alguna para obtener información fidedigna, Orlov se puso a reunir todo tipo de patrañas y chismes, y para darles una mayor aceptación comercial les añadía cosas de su propia cosecha.»

A Orlov le ha sido impuesta la pena máxima prevista en el articulo setenta del código penal soviético. Teóricamente, podrá apelar ante el Tribunal Supremo. Los corresponsales extranjeros acreditados en Moscú no pudieron asistir a la vista de su causa.

Ayer, poco antes de conocerse la sentencia, fueron detenidos ante el edificio del tribunal, en el distrito Lyublino de Moscú, el científico Andrei Sajarov y su esposa Elena Bonner, donde se había congregado, como en días anteriores, un grupo de cuarenta disidentes. La agencia Tass informó posteriormente que la detención fue motivada porque el matrimonio Sajarov «cometió insolentes actos de gamberrismo con la excusa de reclamar la observancia de procedimientos legales». A los Sajarov, que fueron puestos en libertad cinco horas después, se los arrestó cuando intentaron penetrar en la sala del juicio mientras sus amigos disidentes gritaban en la calle «libertad, libertad».

El juicio de Tiflis

Mientras tanto, continúa en Tiflis el proceso contra Eviad Gamsajurdia,y Merav Kostava, ambos de 38 años, acusados también de «propaganda y agitación antisoviética». Según la agencia Tass, una de las pruebas presentadas contra Gamsajurdia consiste en el hecho de que en 1976 recibió en su casa a des periodistas norteamericanos que le pidieron su opinión acerca de: la política del presidente norteamericano Jimmy Carter en materia de derechos humanos. «De este modo -subrayó Tass- se pone de manifiesto el papel de los verdaderos inspiradores e instigadores de las acciones subversivas en la URSS.»

Hace unos días ha sido arrestado en Moscú Alexandre Podrabinek, miembro de un «comité» para el estudio de los abusos de la psiquiatría en la Unión Soviética. Su hermano Cyril fue condenado a comienzos de este año a dos años y medio de prisión por tenencia de balas de pistola en su domicilio. Según informan los grupos disidentes, en 1977 la policía ha presionado a la familia Podrabinek para que salga del país.

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