"La reforma fiscal es reformista y no rupturista"
Pregunta. ¿Cuál es la postura del grupo parlamentario comunista ante la Reforma Fiscal que se está llevando a cabo en esta etapa de transición?Respuesta. Uno de los puntos donde existía una mayor convergencia entre los partidos políticos era en la necesidad de una reforma fiscal, si exceptuamos quizá a AP que, cuando se planteó este tema, vino a decir que la mejor reforma era la aplicación de la legislación vigente. En la actualidad creo que hasta AP ha reconocido que esta no era una actitud operativa y ha aceptado la reforma tributaria como tal.
El proyecto de ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, es un texto que no aporta grandes novedades y quizá lo más importante es el propósito de aplicarla con rigor. Para el PCE este punto es importante y trascedental.
Quizá el ánimo recaudatorio influyó decisivamente en el nivel de la tarifa que, aunque se ha elevado, no responde a los requerimientos de nuestro partido. Quizá, lo más lógico es esperar un par de años para conocer el desarrollo de esta ley para poder fijar una tarifa que, si no definitiva, sí se ajuste lo más posible a la realidad económica del país. Como la tarifa se revisará anualmente, éste es un tema que no nos debe preocupar obsesivamente. Dentro de un par de años, tras realizar una corrección de errores, se podrá fijar dónde debe estar fijado el mínimo exento en pesetas constantes y cómo se debe graduar el resto de la tarifa.
P. ¿En qué medida ha mejorado el texto definitivo al inicialmente presentado por el Goblerno?
R. Hay tres fases. La primera fue el anteproyecto, más progresista en el sentido de que no exceptuaba determinadas rentas como las provenientes de las acciones liberadas. El texto del Gobierno ya introduce toda una serie de elem entos que no estaban en el anteproyecto; parece que en el paso del Gobierno a UCD se produjo una regresión.
Después viene el texto de la ponencia, que con respecto a los dos anteriores, está muy mejorado técnicamente y se ha llegado, tras el examen de la Comisión, a un texto bien concebido aunque con varios problemas y lagunas. Hay cosas positivas desde el punto de vista técnico y operativo como es el caso de la declaración simplificada, lo cual tiene una tremenda importancia cuando se pasa en un período de cinco años, de ser 30.000 ó 40.000 declarantes a ser varios millones.
P. ¿Qué frutos espera de la reforma fiscal que se está llevando a cabo?
R. La política fiscal tiene muchas limitaciones y nosotros no pensamos que la revolución se vaya a hacer por la política fiscal. La política tributaria es la típica de una etapa reformista, de transición de un intento de redistribuciones de riqueza y de renta sin dolores y sin atacar el fondo de los problemas. Reconociendo estas limitaciones, el proyecto ha quedado bastante bien y sobre todo, las grandes reformas habrá que hacerlas en otros campos y así habrá que plantearse la Reforma Agraria, de la Seguridad Social, de Educación y otros.
Queda claro, pues, que la política fiscal tiene limitaciones, que no es una palanca revolucionaria, sino reformista y en este sentido no nos hacemos muchas ilusiones, independientemente de que quede bien. Además, teniendo el precedente de la ley de 14 de noviembre de 1977, es lógico pensar que las cosas van a ir razonablemente bien, ya que la regularización fiscal ha sido todo un éxito.
P. ¿Qué posición mantiene su grupo ante el tema de las plusvalías?
R. En el asunto de las plusvalías, aparte de que hay una cuestión de principio, y es que más que hablar de transformar las plusvalías en ingresos para el sector público, lo que nosotros plantearemos en su momento, es la necesidad de que no se generen estas plusvalías, yo diría que tal como ha quedado en el proyecto, éstas tienen un tratamiento relativamente favorable, aunque esto creo que es un problema de educación paulatina e insisto que esta no es una reforma fiscal rupturista al estilo a la existente en otros países. En cualquier caso, si ahora somos capaces de sacar un verdadero impuesto sobre la renta, creo que habremos dado un paso de gigante.
P. ¿Qué posición mantiene su partido ante la necesidad o no de publicar las listas de contribuyentes?
R. Es cierto que en la ponencia ha habido mucha presión para tratar de conseguir que en vez de las listas y sobre la base de que podían ser una especie de inventario para acciones terroristas. hubiese una especie de control parlamentario. Ahora también hay un acuerdo de principio por el cual todas las enmiendas se mantienen vivas a lo largo de todo el proceso, hasta cinco días después de aprobado el texto por la Comisión, en que ya hay que concretar qué enmiendas serán presentadas al Pleno. Nosotros, por ahora tenemos plena libertad para mantener la enmienda que en su día propusimos al respecto.
Bueno, ¿la vamos a mantener o no la vamos a mantener? Creo que es un falso problema porque los militantes de ETA o cualquier otra organización no necesitan ir a la Delegación de Hacienda correspondiente para saber a quienes tienen que pedir los impuestos revolucionaríos o a quien pueden secuestrar para pedir rescate; y esto sucede aquí, en Italia y en la República Federal de Alemania. Entonces, me parece una operación muy negativa la no publicación de las listas por cuanto estas tienen un papel muy importante que jugar en un país que comienza a marchar por la vía de una nueva política fiscal. En este sentido, nuestro grupo parlamentario mantendrá, seguramente, su enmienda para el Pleno.
Insuficiente la Administración Tributaria
P. ¿Considera suficientemente capacitada a la Administración Tributaria actual de cara a enfrentarse a una reforma fiscal?R. Creo que en este aspecto, y con todos mis respetos hacia el ministro de Hacienda, mi buen amigo Francisco Fernández Ordóñez, no ha sido capaz de imprimir al Ministerio de Hacienda el ritmo que la reforma fiscal exige. Esta reforma va a exigir una mayor vigilancia, como es lóalco, y en este sentido, las oposiciones al cuerpo de inspección van con gran lentitud; los de alto nivel están paradas las convocatorias y los de nivel facultativo tanibién están ralentizadas. El problema es que en este país no llegamos a tener un Gobierno dispuesto a llevar hasta sus últimas consecuencias sus acciones. No sé si es porque los ministros tienen que dedicar mucho tiempo al Parlamento o por qué razón, pero la realidad es esa.
P. ¿Que estrategia mantendrá el Grupo Comunista ante el paquete fiscal que aún debe pasar por la Cortes?
R. Nosotros tenemos buenos fiscalistas en el partido y lo que sentimos es que varios de ellos no estén en el Parlamento. Entre ello querría mencionar a Fernand Pérez Royo, Juan Calero y a otro que han trabajado mucho en la enmiendas presentadas por el Grupo Comunista.
Para el Partido Comunista, la situación es clara. La reforma fisca nos interesa mucho y aunque no se puede esperar mucho de ella, su aprobación supondrá un gran paso hacia adelante. Sin embargo, no cabe olvidarse de otros aspectos de la política económica que son básicos. En este sentido, cabría re saltar el control presupuestario. De qué nos sirve tener un buen sistema tributario si resulta que somos un país manirroto, un país con derroche por todas partes.
En estos momentos son varios los organismos autónomos del Estado en donde se están haciendo auditorías. Espero que los resultados lleguen pronto a las Cámaras pero mis noticias es que demuestran la existencia de derroche por todas partes. Esto es un resultado lógico. España ha sido como un nave sin control que está haciendo agua por todas partes. Estamos habituados a que los presupuestos de Estado sea un pozo sin fondo y así no hay manera de hacer una política coherente a ningún nivel.
P. ¿Qué opinión le merece el texto de control del gasto público propuesto por el Gobierno?
R. El proyecto es insuficiente y se puede ir mucho más lejos y para mí el problema del control del gasto público es que no nos podemos conformar con que el proyecto llegue a las Cortes tres meses antes de que deba ser aprobado. El presupuesto debería comenzar a analizarse desde el mes de febrero por las diferentes comisiones de las Cortes; sin embargo, estamos en junio y a pesar de las buenas promesas de don Francisco, la verdad es que no tenemos ni la más ligera noción de por dónde va el presupuesto para el próximo año. Sólo sabemos que está muy abrumado porque la cifra puede ser del orden de los dos billones para el Estado y del billón y medio para la Seguridad Social.
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