El Museo de Arte Gráfico Europeo en Cadaqués
Próximo o distante del entendido como arte mayor al vaivén del acontecer histórico y sus estimas; dotado de funciones estéticas incestionables y a la vez adentrado en la producción utilitaria y, al fin, aceptado como medio plenamente autónomo en el concierto de la creativa plástica, el grabado se convierte en actividad singular con la inauguración del Museu Perrot-Moore el'Art Gráfic Europeu, abierto la pasada semana en Cadaqués, con la oferta de casi medio millar de estampaciones de diversas épocas y países cuyo índice de autores halla inicio en el maestro de Durero, Michael Wolgemut (1434-1519), hasta alcanzar no pocos nombres definidores de nuestra actualidad. Lo mostrado es parte únicamente de lo que el nuevo centro cultural posee, mientras que sus fondos todos, ciertamente superiores a la cifra expuesta, son el fruto de inquietas décadas de actividad coleccionista privada, ahora con sus logros generosamente compartida con evidente vocación de servicio público.Con el mérito que les caracteriza, en el catálogo, aún no impreso, hallan debido y destacado lugar Lucas Cranach, ilustrador de la Biblia de Lutero y austero retratista del mismo reformador, Durero, quien ajusta el indomable espíritu goticista del grabado germano con el amor a la Naturaleza que distingue a los renacentistas italianos; Lucas de Leyden, dador de nuevas claridades y transparencias al medio, y Rembrandt, el más soberbio de los grabadores habidos, en la colección representado por un espléndido y raro autorretrato al aguafuerte.
Por Italia constan Caravaggio, Tiépolo, Canaletto y Piranese, éste la más eminente personalidad del siglo XVIII, con Carceri d'Invenzione, en los fondos Perrot-Moore debidamente ejemplarizadas. Y mientras por Francia acuden las innovaciones técnicas, finuras y crueldades de Jacques Callot, ilustre representante del grabado en el siglo XVII, para seguir con los maestros Daumier, Toulouse-Lautrec Degas, Rodin y Renoir, Inglaterra está presente con William Hogart y unas láminas de su Mariage à la mode, Henry Mocire y Graham Sutherland.
Francisco de Goya, uno de los más poderosos genios de la estampación, da constancia de su hacer único con la serie completa de Los caprichos, en su primera edición, y con Los desastres de la guerra.
Sin ánimo conclusivo y sí meramente indicativo, a diferentes instancias la relación sigue con una nutrida relación de autores, próximos o inmersos en la contemporaneidad, de cuya nómina Picasso se hará paradigma de excepción. Quien concibiera el Guernica se acompaña de Paul Klee, Juan Gris, Chirico. Ensor, Fridell, César, Rotella, Bonnard, Severini, Hans Bellmer, Giacometti, Clavé y Tápies.
En ajustada correspondencia con su lugar de emplazamiento, en el Museu Perrot-Moore d'Art Gráfic Europeu las presencias del surrealismo histórico son de notable jerarquía. Deberán mencionarse aquí a Joan Miró, René Magritte y Max Ernst, así como el más crecido testimonio de Dalí, quien a fines de la década de los veinte reuniera en Cadaqués a Luis Buñuel con la tarea prevista de dar término al guión de Un chien andalou, filme, como es sabido, adscrito a la poética del automatismo surrealista, en su momento convertido en el más importante manifiesto en imágenes del movimiento. El divino atraería igualmente en la misma época a la villa de la Costa Brava a Federico García Lorca, a Paul Eluard y su esposa Gala, a Man Ray, al mencionado Ernst y al mismo André Breton.
Pese a su escaso censo y a las muchas dificultades viarias que hasta recientemente debían salvarse para alcanzar tan bella población, Cadaqués sabe bien de artistas y escritores de valía desde que, en 1886, el paisajista y marinista Eliseu Meifren abriera el camino. Llegarían más tarde Picasso, para allí pintar con el cubismo al borde de la abstracción su Port de Cadaqués; Eugeni d'Ors, Eduardo Marquina, Santiago Ruslñol, Segundo Matilla y una muy larga relación de creadores continuada, a nivel de nombres foráneos, por el francés Marcel Duchamp, el norteamericano Sam Francis y el suizo Jean Tinguely.
A partir de la década de los cincuenta, el número de pintores, fotógrafos, escultores y arquitectos conocidos en algunos momentos desborda ampliamente el medio centenar. De entonces data la gratificadora tradición galerística que Cadaqués mantiene, dada a la vida con la sala Cap de Creus por el escritor Luis Romero, el arquitecto Sixte Illescas, el pintor Joan Josep Tharrats, cofundador del Dau al Sel, y el fotógrafo Catalá-Roca. Como ejemplo de las diversas enseñas expositoras hoy en activo, valga la cita de la galería Cadaqués, en la que, bajo la dirección de Franco Bombelli, pudo verse a Bruno Munari, Antonio Calderara, Richard Hamilton, Dieter Roth y Richard Paul Lohose, hasta el momento aquí jamás contemplados; en fecha próxima, sus estancias atenderán a Francois Morellet y Ronald Kitaj, también como primicia.
Cónsul de Cadaqués en Barcelona o viceversa, que no lo sabe a ciencia cierta, el escritor Luis Romero gusta de decir que en Cadaqués siempre ocurren cosas tan sorprendentes como maravillosas. La última de ellas, con merecimiento grande, se enmarca en la apertura del . Museu, Perrot-Moore d'Art Gráfic Europeu, por el número y entidad de la obra expuesta aleniado entre los mejores de Europa en su género. Con amplio edificio propio frente al mar, dispuesto por el arquitecto Josep de Senillosa, es ofrenda cultural que cabe agradecer al irlandés J. Peter Moore y a su esposa, la suiza Catherine Perrot, desde años afincados en la Costa Brava. Tras lo donado, su liberalidad se ocupa actualmente de la puesta en marcha de la Escola d'Art de Cadaqués, en proyecto entendida como internacional.
Babelia
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