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Semanas de Cataluña en Berlín organizadas por los Ayuntamientos de Barcelona y de la ciudad alemana

En las tres semanas entre el 25 de junio y el 15 de julio, Berlín oeste tiene la ocasión de apreciar un muy amplio panorama de la cultura catalana. Como resultado de una ambiciosa colaboración del Senado (Gobierno) berlinés y el Ayuntamiento de Barcelona, artes plásticas, música, teatro, cine, artes gráficas, canción, urbanismo y medicina de los países de lengua catalana están siendo presentados a través de una serie de actos y exposiciones.

Conferencias, lecturas y discusiones públicas van a permitir a políticos como Solé Turá, Roca Junyent y Jordi Pujol; a filósofos y literatos como Rupert Reventós, Cirici y Brossa, y a los lingüistas de las universidades de Barcelona y Berlín de trazar un retrato de la identidad cultural catalana actual. Paralelamente una gran exposición de artes plásticas del siglo XX en Cataluña patrocinada por la galería de arte del Senado permanecerá abierta hasta finales de agosto ofreciendo obras de Picasso -El arlequín de Barcelona-, Dalí, Tápies y sobre todo Miró -Cabeza y araña sobrefondo azul.

Este programa cultural, presentado como semanas catalanas en Berlín, está patrocinado por la Berliner Festspiele, una institución estatal cuya función es la programación cultural en la ciudad. Por su iniciativa tiene lugar a lo largo del año una cadena de festivales, actos y encuentros. En la agenda de la Berliner Festspie le había quedado un hueco libre después de que el Festival de Cine berlinés fuera adelantado al mes de marzo. Este hueco ha sido llenado con los Festivales de Verano, en cuyo marco están integradas las Semanas Catalanas junto, con, por ejemplo, un festival de música tradicional árabe y los Encuentros Internacionales de Literatura, a los que ha asistido invitado el poeta español Rafael Alberti. Es intención de los patrocinadores dedicar cada verano tres semanas a «una cultura minoritaria y no oficial».

El proyecto de esta manifestación cultural ha sido largamente gestado antes de realizarse. La idea remonrta -explicó a EL PAIS Tilbert Scegmann, profesor de la Universidad Libre de Berlín y motor de las Semanas- al Congreso Internacional de Asociacíones de Escritores, celebrado en esta ciudad en febrero de 1977.

Pensado en un principio como un encuentro limitado a la lengua y literatura catalana, pudo desarrollar pronto otras ambiciones más amplias gracias a dos factores. Si la acogida inicial en los medios culturales catalanes y en las intituciones barcelonesas fue atenta, sólo un cambio de conciencia asociado a la conclusión del Congreso de la Cultura Catalana en noviembre de 1977 facilitó la creación de un comité organizador en Barcelona y llevó a muchos intelectuales a declararse activamente dispuestos a colaborar. De los trabajos coordinados de Berlín y Barcelona resultó un plan de acción detallado, a la vista del cual tanto el Senado berlinés como el Ayuntamiento de Barcelona aceptaron compromisos de orden financiero. Desde este momento, a finales de 1977, se pudo poner en marcha el aparato organizativo.

El Senado berlinés cuenta con los medios financieros y organizativos para planificar una oferta cultural que haga de la ciudad-isla un polo de atracción humano y político, necesario para su superviviencia cultural. Para el Ayuntamiento de Barcelona las experiencias reunidas en Berlín van a ser de suma utilidad: existe el proyecto de repetir manifestaciones como las Semanas en Moscú y París. Para el Ayuntamiento los gastos no parecen haber representado más de cuatro millones de pesetas, los resultados son evidentes: todas las estaciones del Metro berlinés tienen un cartel anunciador de las Semanas; innumerables artículos han comentado los actos programados, yendo frecuentemente más allá de la noticia y extendiéndose en consideraciones históricas sobre Cataluña.

Jordi Pujol ha conferenciado en solitario sobre la situación política catalana el martes 4 de julio. El sábado 8, Roca Junyent y Solé Turá se encontrarán con un diputado socialdemócrata alemán y el francés Robert Lafont para debatir públicamente sobre la política cultural de las minorías. Dos ausencias pueden sorprender: ni las representaciones diplomáticas del Estado español han intervenido directamente en estas Semanas ni la colonia emigrante ha tenido la menor ocasión de sentirse sujeto de ellas.

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