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El Rayo no mejoró ni con televisión

El Rayo salvó ante las cámaras de Televisión los dos puntos en su encuentro contra el Zaragoza, pero no mejoró para nada la imagen que había mostrado en partidos anteriores. No pasó de ser un equipo peleón, pero sin orden, y las mejores cosas del partido las puso el Zaragoza, equipo al que sólo le faltó serenidad en el área.El encuentro fue jugado de tú a tú desde los inicios. El Zaragoza

no mostró el menor complejo y mantuvo siempre a tres hombres en punta, Alonso, Amorrortu y Juanjo, alternando las posiciones, y bien apoyados por Barrachina, Víctor y Oñaederra; de cuando en cuando se incorporaba a la media el líbero Antich, jugador de sobria calidad y con fuerza suficiente para desdoblarse desde su tarea de líbero a la de centrocampista, en la que es siempre una amenaza por su formidable disparo.El Rayo jugaba igualmente un cuatro-tres-tres, pero llevaba desventaja en la media, donde Landáburu, Mariano y Fermín no se imponían a sus rivales, Este último, además, estuvo menos acertado en el pase que otras veces, y eso dejó al Rayo huérfano de su mejor elemento. de construcción. En la punta, Alvarito tuvo una buena noche, aunque fallara alguna vez en los metros decisivos por atolondramiento, pero Marian no estuvo tan afinado y Clares fue un hombre perdido y semiinútil, cuya participación en el juego se redujo a un par de buenas paredes en apoyo a compañeros que vinieron desde atrás.

Gol del Zaragoza anulado

Tuvo la suerte el Rayo de que el partido se le encarrillara fácilmente. Al cuarto de hora de juego le había sido anulado un gol al Zaragoza por un fuera de juego tontorrón. Poco más tarde, Nieto, en una subida al ataque, agarraba un fortísimo disparo al que Irazusta no supo llegar. El partido estaba encarrilado, pero eso sólo sirvió el Rayo para envalentonar al Zaragoza, que poco a poco se fue haciendo con el dominio y terminó cargando con el peso del partido como si jugara en su propio campo. Con Juanjo como hombre más hábil de su vanguardia, y con Víctor como buen ordenador en la media, hizo él bastante fútbol como para haber marcado algún tanto en todo el partido. Si no lo logró fue porque le faltó acierto en los últimos metros, en los que el goleador Alonso no tuvo suerte y Amorrortu no colaboró apenas nada.

Poco a poco se fue quedando el Rayo para los contraataques, y a medida que el Zaragoza se entusiasmó con sus ataques comenzó a hallar huecos más claros para lanzarse. Alvarito y Marian encontraron buenos pasillos para colarse, pero nunca llegaron al área con la cabeza lo suficientemente fría como para aprovechar la galopada. Marian llegó a fallar

un gol claro, ante la puerta vacía, por empeñarse en controlar y acariciar el balón en lugar de machacar el tanto según venía, y por culpa de eso le dio a Irazusta tiempo para rehacerse. Estos contraataques casi nunca estuvieron apoyados por los hombres de la media, asfixiados por el ritmo que impusieron al partido los rivales, y de ahí que fuera difícil que se concretaran en nada positivo.

Finalizó el encuentro con grandes apuros para el Rayo, pero el Zaragoza fue incapaz de marcar un tanto, como lo había sido en todas las salidas anteriores. El Rayo salvó los puntos, pero su papel en este encuentro mantiene abierta la interrogante sobre lo que será capaz de hacer en este campeonato. Por el momento no se le ve con juego suficiente para mantener el tipo con desahogo, y no digamos ya para repetir la excelente campaña pasada, en ta que, a salvo de las últimas jornadas asombró. Mucho tiene que trabajar aún el entrenador, González, para conseguir un equipo que ofrezca garantías cara a la permanencia.

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