El cardenal Tarancón denuncia una campaña contra la estabilidad de la familia
Ayer dio comienzo en Madrid la XXX Asamblea Plenaria del Episcopado Español con un discurso de su presidente, monseñor Enrique y Tarancón, y unas palabras del nuncio de Su Santidad en España, monseñor Dadaglio. Monseñor Tarancón pronunció un discurso de quince folios, en el que habló de los tres últimos Papas, el tema de la familia y el matrimonio -centro de esta asamblea plenaria- y el referéndum constitucional del próximo día 6. Al enumerar los temas del matrimonio, aborto, planificación familiar, divorcio y relaciones prematrimoniales, monseñor Tarancón habló de algunos cambios de interpretación a la luz de los avances científicos, y señaló que «nosotros, los obispos, como maestros auténticos, no podemos apartarnos (...) de la línea magisterial de la Iglesia universal».El presidente de la Conferencia Episcopal española matizó que, «aunque la palabra de Dios habrá de entenderse e interpretarse teniendo en cuenta todos los progresos de las ciencias humanas -siempre que esos progresos sean ciertos-, la Iglesia tiene el deber de velar para que el cambio de continente no pueda alterar lo más mínimo el contenido de lo que ha sivo revelado por Dios».
En el primer apartado de su discurso, monseñor Tarancón elogió la talla de pontífice de Pablo VI, quizá «el Papa menos comprendido; el más contestado», y dijo que «tuvo el coraje de hacerse impopular para ser fiel a su conciencia, como maestro del pueblo de Dios». De Juan Pablo I manifestó que con sólo 33 días de ministerio cumplió una misión importante y el suyo fue «un pontificado completo que ha hecho posible la nueva elección, que ésta sí ha constituido una auténtica sorpresa para todo el mundo», pues, su elección, «como él mismo nos dijo a los cardenales, supone una valentía extraordinaria, al llamar para la cátedra de Pedro a un obispo de un país oficialmente comunista».
Con respecto a la familia y al matrimonio, el cardenal Tarancón dijo que, entre nosotros, «se está provocando y potenciando una auténtica campaña contra la estabilidad del matrimonio y contra la institución familiar». Asimismo, comentó un texto de trabajo preparado por la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, texto que, por sus «implicaciones doctrinales y pastorales» se decidió que fuera sometido a la asamblea plenaria para una reflexión. El documento habla, entre otros temas, de «los grandes desafíos a la familia de hoy» y enumera los siguientes: «1.º Existe una contestación bastante amplia, principalmente en los sectores de la juventud, sobre el matrimonio como institución, tanto social como eclesial. 2.º Se habla del aborto como de una conquista de los tiempos modernos. Incluso se ha dicho en algún periódico -no entiendo en qué razones puede fundamentar su afirmación- que el aborto es una exigencia de la, democracia. 3.º Se considera la planificación familiar y la regulación de la natalidad como exigencias ineludibles del momento que está viviendo la humanidad. Y se da a entender que todos los medios son lícitos para conseguir esos objetivos. 4.º Se habla del divorcio vincular como de una necesidad imperiosa que es necesario satisfacer. Y se hace una campaña divorcista con una ligereza que, por lo menos, asombra y asusta. 5.º Se quiere dar a las relaciones prematrimoniales un sentido y un alcance que alarma lógicamente a todas las personas sensatas.»
Con respecto al referéndum constitucional, el cardenal Tarancón recordó que el Concilio admitió la autonomía y la independencia de la comunidad política y aludió a las dos notas de la comisión permanente del Episcopado al respecto, la segunda de las cuales «ha parecido a algunos grupos de católicos como una inhibición». El cardenal dijo que «estábamos acostumbrados a que las constituciones españoles se redactasen a base del reconocimiento oficial del catolicismo», pero que «han cambiado las circunstancias de nuestro pueblo» y terminó deseando que «la Constitución fuera la base de esa convivencia fraternal».
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