Hoy comienza el I Simposio Nacional de Urbanismo
Hoy comienza en Madrid el primer Simposio de Urbanismo e Historia Urbana, dirigido por el catedrático de arte Antonio Bonet Correa y organizado por la Universidad Complutense de Madrid. Participarán en él diversos estudiosos de los problemas de urbanismo, que lo enfocan desde distintas disciplinas y diversos puntos de vista. Sobre este tema, EL PAÍS entrevistó a su director, Antonio Bonet, que dijo: «La importancia de este Simposio está en que por primera vez nos reunimos para confrontar nuestras investigaciones estudiosos procedentes de todas las disciplinas, pero que han escrito y trabajado sobre urbanismo. Algunos sólo se conocían hasta hoy por sus publicaciones, y nos ha parecido interesante que intercambiaran pareceres. Por eso -sigue el señor Bonet- el simposio es únicamente español, y el tema sobre el que se va a discutir fundamentalmente, el de la Permanencia y cambio en las ciudades españolas.»En estas jornadas intervendrán sociólogos, arquitectos, geógrafos, historiadores y gentes de otras muchas profesiones. «Va a haber -dice Antonio Bonet- ponencias de todo tipo, desde el estudio del cambio y transformación de las ciudades españolas hasta temas del siglo XIX, en que se intentó por primera y única vez la ciudad moderna, con los ensanches de Madrid y Barcelona. Fue en realidad cuando ésta se fundó como tal. También y con mucha importancia se va a discutir los problemas de la sociedad industrial, especialmente los inherentes a la planificación necesaria o, en su caso, a la falta de planificación.»
Sobre la posible preponderancia de los temas históricos en el simposio, el señor Bonet dijo: «Aunque por parte de nuestros urbanistas hay una honda preocupación de estudiosos por esa ciudad habitable del siglo pasado, no se trata de estudios nostálgicos: se trata de abordar los problemas y las estructuras para ofrecer soluciones. Por eso se va a tocar el urbanismo en muchos casos, en relación con el cambio social e incluso político y los elementos que este cambio introduce en la propia vida de la ciudad. En este sentido se hará un recorrido histórico a todos los problemas del cambio urbano, que llegan, por ejemplo, a la estructuración de los barrios y hasta a las luchas que se están llevando en ellos.»
«Por otra parte, y dado su carácter fundamentalmente teórico, no habrá conclusiones ni manifiestos, aunque habrá seguramente frutos importantes de este contacto. Pero lo que intentamos es encauzar los estudios: no se va a dar una teoría de la ciudad ni un manifiesto sobre sus problemas.»
Sobre las razones del crecimiento de la preocupación urbanística dijo el señor Bonet: «La ciudad está enferma, por eso preocupa. La nuestra es una ciudad que, desde principios del XIX, empieza a transformarse. Durante el franquismo, esta transformación, relacionada con la emigración del campo a la ciudad, fue brutal. Se trata de un desarrollo incontrolado, no planificado. Terán demuestra ya cómo, en la primera posguerra, se intentó la ciudad falangista. estéticamente impecable, limpia, trazada. Pero después ellos mismos se dan a todo lo contrario, porque puede más el beneficio económico inmediato.» «La vuelta al campo, así, en principio, me parece utópica: en realidad, la historia que conocemos es la historia de las ciudades, y ese es precisamente el gran problema de los hombres del campo... Creo que si esta idea está cundiendo, como indefectiblemente sucede, es porque la ciudad se ha convertido en algo que nos está destruyendo. Creo que, aparte nostalgias, hay que asumir la ciudad moderna, asumir la industria, como hizo el racionalismo, y analizar las fuerzas que la gobiernan, porque ahí está el problema.»
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.