El plan urbanístico de Tetuán implica la expulsión del vecindario
El barrio antiguo de Tetuán, zona de edificaciones bajas y aspecto casi rural, que se extiende a lo largo de Bravo Murillo, desde la plaza de Castilla hasta Cuatro Caminos, se encuentra en la actualidad con una serie de problemas y un plan parcial pendiente que los nuevos sistemas de actuación tratan de resolver.El barrio, creado en la segunda mitad del siglo pasado para alojar, en parte, a los militares provenientes de la campaña de Africa, nace ya como suburbio, consecuencia también de la emigración del campo a la capital. Paulatinamente, la población pasa a ser obrera y el barrio crece a lo largo y ancho de la calle de Bravo Murillo, disminuyendo la calidad de la infraestructura a medida que se aleja del eje .
Como barrio ha tenido, desde siempre, entidad propia. La primera línea de Metro que se inaugura une Sol con Cuatro Caminos (1919), lo que demuestra su importancia. Poseía incluso sus propios centros de espectáculos y diversión, como la plaza de toros, hoy desaparecida, o «El Rastrillo», que aún pervive.
El proyecto de la Ciudad Universitaria y los Nuevos Ministerios ponen límites a su crecimiento. Pasada la guerra alcanzó prácticamente la superficie actual. Con el Plan Bidagor, y más tarde con la nueva Ordenanza Castellana de 1947, se empezó realmente a actuar sobre Tetuán, no sólo a nivel urbanístico, sino también social: segregación de zonas de la ciudad por medio del planeamiento. General Perón y la calle de la Infanta Mercedes marcan verdaderas fronteras. Las grandes fachadas a la Castellana evitan la visión del barrio que hay detrás, y es que, hasta ahora, las actuaciones oficiales se han basado, en gran parte, en la tolerancia del suburbio creado autónomamente. Pero en el momento en que el suelo se vuelve apetecible para la iniciativa privada se toman otras medidas. En los últimos decenios Tetuán ha pasado a ocupar un lugar importante dentro del casco urbano, bien comunicado y rodeado de zonas residenciales.
El proyecto del último Plan Parcial de Ordenación fue redactado por la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid y aprobado por el pleno de la Corporación en 1969. Al parecer, no gustó demasiado, ya que, una vez hecha su exposición pública, se presentaron nada menos que 1.237 alegaciones, lo que dio lugar a una revisión. La aprobación definitiva llegó el 8 de enero de 1970.
Tres grandes vías transversales
Se habla de plan parcial urbanístico, pero en realidad se trata de un proyecto de circulación rodada. Coplaco informa de que el origen del planeamiento deriva del Plan Especial de la Red Arterial de Madrid. Afecta al sector con tres grandes vías transversales que, en teoría, tenderían a aumentar las relaciones del barrio con el resto de la ciudad, pero en la práctica suponen una barrera infranqueable. Tanto es así que incluso en el proyecto se habla de dos sectores (Norte y Sur, de unas 100.000 hectáreas cada uno) en que se divide la zona mediante la prolongación de la M-30 (Tercer Cinturón), que pasará desde la plaza de Cuzco a lo largo de Marqués de Viana. En esta vía se prevén dos contactos con las calles Capitán Haya y Orense, fundamentales para el servicio del Centro Comercial Azca.Al Norte, la futura avenida de Asturias unirá la plaza de Castilla con la carretera de La Coruña. La prolongación de General Perón hasta Francos Rodríguez limitará el sur del barrio. Asimismo se reorganiza toda la red interior del mismo. Por lo que se refiere a edificación, se mantienen los volúmenes existentes, salvo en la zona perimetral que da a las grandes vías, donde se crearán supermanzanas de mayor altura, reservando su parte central para zona verde o escolar. El fachadismo es, pues, otra de las características que incluyen las ordenanzas del plan, permitiendo mayor edificación en las márgenes de las autopistas.
Cuarenta mil metros cuadrados de zona verde
Las zonas verdes previstas y las de protección de carreteras suman 39.435 metros cuadrados, pero como esto no llega al 10 % de la superficie total ordenada por la ley, se incluyen como tales los patios de manzana, estableciendo pasos de peatones que los comuniquen con el exterior.Las dotaciones fijadas conciernen a la educación primaría y secundaria, centros asistenciales y servicios públicos. Los dos institutos de enseñanza media, localizados al oeste del barrio, están, según opinión de los vecinos, muy alejados y servirán insuficientemente a las zonas colindantes. No se prevén guarderías infantiles.
En el plan se consideran tres etapas de cinco años cada una. En la primera, que todavía no se ha llevado a cabo por los múltiples problemas con los habitantes, se pretendía la eliminación de obstrucciones a la Red Arterial y la obtención de suelo para servicios.
Los sistemas de actuación previstos suponen la expulsión de los actuales ocupantes, ya que ni las bonificaciones por expropiación (2.000 pesetas por metro cuadrado y 12.000 pesetas por inquilino) ni el sistema de Juntas de Compensación van a permitir, dada la capacidad económica de la mayoría, que sigan ocupando el mismo lugar, una vez realizada la nueva ordenación. Por último, la cesión de viales, que obliga a la cesión de terrenos para viarios y otros usos públicos, deja fuera de ordenación a toda la zona, con lo cual no se podrán realizar obras de mejora en los edificios, y se producirá la paulatina degradación de los mismos, desembocando en la declaración de ruina y posterior demolición, y se clasificará como solar, sometido entonces a las nuevas Ordenanzas de Edificación, con lo que los propietarios se encontrarán entonces en la misma situación: imposibilidad de hacer frente al desembolso que esto supone y obligado abandono de sus vivienda. Los gastos del plan ascenderían a 2.285,7 millones de pesetas, que se repartirían en partidas a cargo de Estado y de los mismos vecinos de la zona.
Todo este cúmulo de sinsentidos urbanísticos (¿cómo puede concebirse una autopista en medio de la ciudad?) trata de ser resuelto o parcheado por los Programas de Acciones Inmediatas, recientemente creados. Estos programas, que se realizarán en cada zona de Madrid, tienen como objetivos fundamentales la resolución de los problemas más perentorios de cada una de ellas y la información y coordinación de los intereses y necesidades sectoriales cara a la elaboración de planes de actuación global en Madrid y su Area Metropolitana.
En el caso concreto de Tetuán, el problema prioritario es la revisión del Plan Parcial en consonancia con los intereses de los vecinos.
Para ello, así como para el realojamiento de los vecinos en la misma zona, la participación ciudadana es instrumento fundamental. A este respecto hay que hacer notar las incomprensibles reticencias del Ayuntamiento para ceder un local en el bajo de la Tenencia de Alcaldía del distrito (actualmente vacío) a Coplaco para trabajar en todo lo que respecta a la participación pública.
En realidad puede decirse que de la calidad y efectividad de esa participación va a depender el futuro del barrio. Pero el caso de Tetuán no es un hecho aislado y, por cuanto los diferentes planes sectoriales han de coordinarse en uno general de Madrid, puede decirse, sin temor a la exageración, que hoy y ahora se está ventilando el destino de esta ciudad y de sus habitantes. Está abierta la pugna entre los intereses particulares y especulativos y las necesidades ciudadanas.
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