El Gobierno francés defiende en el Parlamento de España en el Mercado Común
«Sin Grecia, sin Portugal y sin España, Europa no sería Europa», afirmó ayer el nuevo ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Francois Poncet, en la Asamblea Nacional Francesa, al iniciar el debate parlamentario sobre la ampliación del Mercado Común. El ministro, en nombre del Gobierno, defendió la ampliación como unanecesidad política y económica. Los líderes de los diversos partidos expusieron sin variaciones notables sus posiciones ya conocidas: oposición rotunda de los comunistas y «sí» condicionado de los socialistas y gaullistas. El debate, iniciado por la mañana, se prolongó hasta la una de la madrugada y, como estaba previsto, no fue sancionado por una votación.
El ministro francés de Exteriores se estrenó ayer en el hemiciclo francés para defender concienzudamente la política gubernamental, favorable a la ampliación del Mercado Común, en un debate que habían solicitado los socialistas el último verano y que, en principio, el Gobierno no había aceptado. Esta premiere de François-Poncet ha constituido el acontecimiento de este debate sobre la ampliación, que como el Parlamento Europe,o, el Sistema Monetario Europeo (SME) y, en suma, la construcción comunitaria, continúa agitando cada día más la vida política gala. Ayer, el ministro de la Justicia, Alain Peyrefitte, gaullista influyente, se manifestó públicamente contra el líder de la Agrupación por la República (RPR), Jacques Chirac, a causa del «llamamiento» en el que condenó la política europea del presidente de la República.Poncet, como los oradores que se iban a suceder a lo largo de la jornada, destacó en varias ocasiones el «caso» español como el más delicado y eI que, en la práctica, suscita más pasiones cuando se plantea en este país la cuestión de la entrada en la Comunidad de los tres nuevos candidatos.
«Se le acusa al Gobierno de haber respondido sí a las candidaturas, especialmente a la de España, de manera prematura. No es cierto. La respuesta que se ha dado es condicional.»
Para el jefe de la diplomacia francesa, «la ampliación de la Comunidad, en el plano industria, tendrá consecuencias positivas por cuatro razones». En el sector agrícola, por el contrario, el ministro expuso que «existen peligros para Francia», pero no tan sombríos como pretenden algunos. La competencia, reconoció, será grave en lo que concierne a los productos mediterráneos, como el vino, la fruta y las legumbres, Pero al examinar el caso de los productos templados (cereales, carne bovina, azúcar, etcétera), François-Poncet afirmó que «,el poten cial de consumo de España para estos productos no debe limitarse al que observamos,en el día de hoy».
En su opinión, la ventaja para Francia y los demás países comu nitarios consiste en que, con la en trada de los tres candidatos, y par ticularmente de España, «se les abre un gran mercado a conquistar». Respecto del problema que se le creará a la región más afectada por la ampliación, el suroeste francés, el ministro resaltó que con la ampliación esta zona dejaría de serperiféricay enconsecuencia se convertiría en área de paso y de intercambios comunitarios.
En última instancia, el ministro analizó las consecuencias de una Europa de doce miembros sobre el funcionamiento de las instituciones comunitarias y recordó que «de ninguna manera se generalizará la regla del voto por mayoría» (para cuestiones esenciales, actualmente, el voto debe ser unánime).
Comunistas, socialistas y gaullistas no aportaron elementos nuevos respecto de las posiciones que han venido exponiendo durante los últimos tiempos: el primer secretario del PS, François Mitterrand, reiteró el «sí» socialista, bajo sus tres conocidas condiciones en relación con el sector industrial, agrícola y regional. El líder gaullista, Maurice Couve de Mourville, también repitió que la «respuesta de principio debe ser positiva». A su vez, el diputado y dirigente comunista Andre Lajoinie expuso de nuevo las razones del «no» solemne del PCF a la ampliación, «porque sabemos que estamos defendiendo los intereses legítimos de nuestro pueblo, oponiéndonos a la Europa germanoamericana.
Ni el ministro, ni los gaullistas o los socialistas se manifestaron con precisión al abordar el problema del período transitorio, necesario a su juicio hasta que «los tres candídatos» lleguen a ser miembros a parte entera.
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