La actitud de la familia y el control policial evitaron la manipulación política

Las medidas estrictas de vigilancia y de control adoptadas en esta ocasión por las autoridades policiales, evitaron que el funeral y el sepelio del presidente de la Sala Sexta del Tribunal Supremo, Miguel Cruz Cuenca, fueran utiliza dos políticamente y se convirtieran en una manifestación partidista, como ocurrió con el asesinato del magistrado Mateu Cánoves. En este resultado influyó de manera decisiva la voluntad decidida tanto de la mayoría de la Magistratura como de la familia del magistrado asesinado.Durante toda la noche de ayer fuerzas policiales controlaron las inmediaciones, así como la entrada de la sede del Tribunal Supremo, donde se encontraba instalada la capilla ardiente. Ya de madrugada, poco antes de la hora prevista para el entierro, los controles fueron reforzados y ampliados, cortándose al tráfico las calles adyacentes y controlándose el paso de peatones por las mismas.

En círculos de la carrera judicial se ha elogiado ampliamente la actitud de la familia del señor Cruz Cuenca, que desde el primer momento hizo todo lo preciso para evitar la politización del entierro por los grupos habituales de la ultraderecha. Incluso descartaron distintas posibilidades, tanto de horario como de lugar del enterramiento, en un intento de conseguir que el sepelio se contrajese a la intimidad familiar y profesional del señor Cruz Cuenca.