Marruecos puede poner hoy en libertad a los pesqueros españoles

Como resultado de la entrevista que sostuvieron ayer el embajador de España en Rabat, Alfonso de la Serna, y el director de Cooperación Internacional del Ministerio de Transportes, Lorenzo González, con el ministro marroquí de Transportes, Mohamed Nasser, las autoridades marroquíes prometieron la creación de una (comisión para acelerar los trámites relacionados con la liberación de los dieciocho pesqueros españoles retenidos desde el día 5 en los puertos marroquíes. Los barcos apresados podrían ser puestos en libertad hoy.

El embajador de España informó que ha hablado dos veces con el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Mohamed Bucetta, quien le habría ratificado el interés del Gobier no marroquí por encontrar una solución al conflicto, una vez cumplidos, eso sí, los requisitos legales que se derivan de las infracciones por los pesqueros españoles a la legislación de pesca vigente en Marruecos. Las multas podrían oscilar entre los treinta y sesenta millones de pesetas por barco.Aunque la embajada de España en Rabat confía en que las autoridades marroquíes no apliquen todo el rigor de las disposiciones vigentes, debe saberse, sin embargo, que, de acuerdo con éstas, los patrones de los barcos infractores pueden ser condenados, sin perjuicio del pago de las multas, a penas que oscilan entre el mes y el año de prisión.

Parece evidente que el Gobierno marroquí, sin una capacidad de patrullaje naval para vigilar total y permanentemente sus setenta millas de zona marítima económica, quiere convencer a los armadores españoles para que respeten las normas de pesca con fuertes penalizaciones. En las circunstancias presentes, sin embargo, es muy probable que las autoridades marroquíes quieran aprovechar la presencia en Rabat de un alto funcionario del Ministerio de Transportes español y antiguo, subdirector de Pesca, para obtener de España determinadas garantías con respecto al cumplimiento de aquellas condiciones que más interesan a Rabat del convenio de pesca ya ratificado por el Parlamento español y que puede ser sometido en breve a la aprobación de los diputados marroquíes.

Esas condiciones pudieran ir hacia la creación de empresas mixtas hispano-marroquíes, que controlen un número significativo de barcos y la cooperación económica y financiera de España para la formación de especialistas marroquíes en materia de pesca y, sobre todo, para contribuir al desarrollo de la pesca y las industrias de transformación correspondientes en Marruecos.

Aparte de la responsabilidad que supone la entrega de las listas de barcos autorizados a pescar exigida por Marruecos, que tendrán una validez de cinco años, y los problemas que traerá al Estado español las inevitables exclusiones a que dará lugar la limitación de licencias concedidas por Marruecos, los verdaderos problemas comenzarán precisamente cuando se inicie la aplicación del convenio de pesca entre España y Marruecos, que aún no está vigente.