Hoy, referéndum nuclear en Suiza
En medio de una preocupación manifiesta, el Gobierno helvético afrontará hoy un referéndum en el que los ciudadanos deberán pronunciarse por o contra la iniciativa popular del control nuclear, lo que los oponentes califican directamente de «iniciativa antinuclear».
Cien mil firmas, recolectadas «sin mucho esfuerzo», por las organizaciones ecologistas helvéticas, obligaron al Gobierno a convocar esta consulta popular, que pone en juego las atribuciones actuales de las autoridades en materia de construcción de centrales nucleares.El Gobierno y el Parlamento, por mayoría, con la excepción de los partidos de izquierda, Partido Suizo del Trabajo (comunista) y Partido. Socialista, han realizado una intensa campaña para lograr un voto mayoritario que derrote a los partidarios del «control popular».
La Unión Sindical Suiza (USS), que ha decretado la libertad de voto a sus miembros, no sólo apoya las tendencias ecologistas, sino que, además, afirmó que el «congelamiento» del desarrollo de la industria. nuclear no amenaza directamente al empleo. Esta afirmación constituyó un duro golpe al Gobierno y partidos que están en contra de la iniciativa, aunque no han usado directamente el argumento del empleo.
En lo sustancial, la iniciativa por el control popular prevé que sean los habitantes de las comunas y cantones, donde se proyecte la instalación de centrales nucleares, los que se pronuncien por voto directo en cada ocasión. En la actualidad, la Confederación Helvética tiene cuatro centrales nucleares en funcionamiento, y otras cuatro deberían entrar en funcionamiento entre 1980 y 1981.
«Si el programa nuclear suizo sigue adelante (diez centrales), más de un millón de personas vivirán en zonas amenazadas de graves contaminaciones radiactivas en casos de accidente», se lee en un folleto que por miles se repartieron en plazas, cines y otros lugares de recreo durante el fin de semana pasado.
En cuanto a los puestos de trabajo, los ecologistas sostienen que «más energía nuclear significa automatización y racionalización», afirmando que en la República Federal de Alemania las estadísticas demuestran que cada central nuclear hace desaparecer, miles de empleos.
«Nosotros votaremos no a los antinucleares», publica en primera página el influyente diario ginebrino, Journal de Geneve, denunciando que la iniciativa por el control «no es leal porque no declara su verdadero objetivo», que es, se asegura, el de bloquear todo desarrollo de la energía nuclear en Suiza. Se podría hablar de moratoria -sostiene el editorialista-, pero los procedimientos preconizados conducirán a un estancamiento «brusco e irreversible» de esta fuente de energía.
La polémica, en algunos casos, ha llegado a límites poco normales en la Confederación Helvética. El tribunal tercero de Berna -informaba la agencia suiza de noticias (ATS)- prohibió, a requerimiento de las «fuerzas motrices de Berna» (FMB), que se propagará de «alguna manera o bajo cualquier forma», la información según la cual una fuga de vapores radiactivos habría lesionado gravemente a tres obreros que el 5 de septiembre de 1978 trabajaban en la central nuclear de Muhleberg.
Esta denuncia, afirmó en un comunicado la FMB, «no corresponde a ninguna realidad». La noticia de dicho accidente fue lanzada por el Comité de Coordinación Nacional, de los que se oponen a las centrales nucleares.
Los ciudadanos suizos deberán pronunciarse también hoy sobre una iniciativa para la prohibición de la publicidad en favor del consumo del tabaco y del alcohol. Según el Instituto de Investigaciones Helvético, el consumo del tabaco y el alcohol registran una curva notoriamente ascendente en el país.
Finalmente, los suizos deberán pronunciarse sobre un problema que ha sido motivo de amplios debates durante años: otorgar o no, a nivel federal, el derecho a voto a los mayores de dieciocho años.
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