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UCD entrará en el gobierno de la Diputación si acepta el programa común PSOE-PCE

Los diputados de UCD acusaron ayer a la coalición socialista-comunista de utilizar reglas antidemocráticas, al acaparar todos los cargos de responsabilidad de la Diputación Provincial, y pidieron públicamente explicaciones políticas sobre su exclusión. Varios representantes de los dos grupos de izquierda contestaron en el sentido de que no se trataba de monopolizar el poder, sino de ejercerlo con plena responsabilidad, llevando adelante un programa de izquierdas votado por la mayoría de la población madrileña, por lo que era perfectamente lógica la exclusión ucedista de los órganos de decisión.

El pleno, que constaba sólo de seis puntos, duró dos horas y media, y tomó la forma de un verdadero debate político sobre las normas de juego que deben usarse en el gobierno de la Diputación. Los ucedistas plantearon varias cuestiones de forma y pusieron en duda la legalidad del nombramiento del segundo vicepresidente, César Cimadevilla, en base a que la ley habla de que el presidente podrá designar, para sustituirle, a un vicepresidente, en singular. El presidente, Carlos Revilla, aceptó que constara en acta la cuestión planteada, así como la posibilidad de que los diputados de UCD interpusieran recurso, pero no modificó su decisión.Enrique Castellanos, portavoz del grupo de UCD, reiteró su calificación de inocentes, refiriéndose a los socialistas, y de osados, a los comunistas. En su opinión, este último grupo ha logrado una preeminencia en la Diputación que no le corresponde por su número de diputados. «La concentración de poder en manos de la coalición marxista», dijo, «pone en peligro la estabilidad de la Diputación, y se nos conderia a una oposición no constructiva ni obstrucionista, sino sirriplemente contemplativa.» Poco después, el tarribién ucedista Juan Manuel de Santos remacharía la cuestión, al declarar que la coalición «traicionaba la voluntad del electorado, ya que se margina al grupo con mayor número de diputados. Es muy difícil que podarnos colaborar en una gestión cuando se nos aparta de cualquier puesto de decisión».El señor Revilla pidió con tono severo a los concejales ucedistas que se abstuvieran de emplear calificativos a la hora de denominara los grupos socialista y comunista (el señor Castellanos les llamó social-comunistas, marxistas y enanos, este último dedicado a los comunistas). Expuso a continuación que, efectivamente, el reparto de cargos se había hecho en base a postulados políticos, que no hacen sino respetar la voluntad del electorado, que ha sido mayoritariamente de izquierdas.

Por su parte, el vicepresidente, Luis Larroque, en una amplia exposición, comentó que el PCE no ha acaparado más cargos de los que le corresponden. «El reparto se hizo en la proporción de dos a uno, y estamos de acuerdo con ello. » «En la Diputación», continuó, «no hemos, hecho sino aplicar el mismo criterio defendido por Adolfo Suárez: Gobierno exclusivo de la mayoría Y derecho y deber de la oposición de actuar como tal. Es Cierto que el pacto es político, porque queremos transformar en sentido progresista la estructura Y trabajos de la Diputación, y vamos a hacerlo aplicando el programa conjunto de ambos partidos, distinto al de UCD. Pero no creemos estar en posesión única de la fe transformadora. Si UCD, o algunos de sus diputados, están de acuerdo con el programa, UCD participará. Mientras tanto, PCE y PSOE gobernarán en solitarlo.»

En la rueda de prensa posterior, el señor Larroque nterpretó los continuos avisos de UCD dirigidos a los socialistas sobre el peligro que supone estar sujetos al voto de apoyo de los comunistas, como una maniobra para intentar crear desconfianzas y romper el pacto, «aunque creo», dijo, «que esta postura es sólo coyuntural y que acabarán aceptando estas reglas de juego, comunes en todo el mundo occidental».

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