Presentación del grupo Caroca y estreno de Teodoro López Lara

Dos nuevos espectáculos teatrales se presentaron ayer en Madrid. La sala pequeña del Centro Cultural Villa de Madrid estará ocupada hasta el próximo día 14 por la cooperativa de teatro Caroca, de Santander, que representa una versión libre de la obra ¿Conoce usted la vía Láctea? del alemán Karl Wittlinger, escrita en 1955, que obtuvo el Premio Gerbhart Hauptmann. En el teatro Alfil, estreno de un autor joven, Teodoro López Lara, con su primera obra, Ana o... En la urbe se muere uno de risa, interpretada, entre otros, por Verónica Luján, Pilar Bardem, Paco Vidal y Miguel Arribas con dirección escénica del autor.

La cooperativa de teatro Caroca, fundada hace dos años, tiene la intención de convertirse en teatro estable, como base del desarrollo y potenciación del teatro. Han puesto en escena dos creaciones colectivas: El retablillo de don Cristóbal, de García Lorca, y La pancarta, de Jorge Díaz. La cooperativa está formada por seis actores, y en la misma colaboran escritores, pintores y músicos de Cantabria.¿Conoce usted la vía Láctea? de Karl Wittlinger, se estrenó en enero del año pasado y se ha representado en unas veinte ciudades. Es una pieza expresionista que narra la historia de un hombre que permanece en un hospital psiquiátrico, en busca de su propia identidad. Según indica el grupo, «es un canto a la libertad, una lucha contra las formas y manejos de una sociedad opresora, donde no tienen cabida otros fines que los materiales, los ordenados, los bien vistos. La obra está fuera del tiempo y su acción se centra en cualquier lugar del mundo. Es un intento de aproximación a la propia identidad». La crítica de la obra presentada por el grupo cántabro ha señalado la universalización del texto a través de la abolición de las coordenadas espacio-tiempo, el entusiasmo y la dedicación absoluta y la dirección sobria sin falsos y fáciles efectismos.

En el teatro Alfil se presentó ayer un nuevo dramaturgo, Teodoro López Lara, de veintisiete años, que con su primera obra asume también la dirección escénica de la misma. Como director, presentó en Madrid, en 1974, un espectáculo con tres farsas breves de Max Aub, interpretado por el grupo Generación del 27. Ha sido ayudante de dirección en varias obras. En los últimos años presentó proyectos teatrales que no pasaron la censura administrativa.

«La historia de Ana o... En la urbe se muere uno de risa», declaró a EL PAÍS Teodoro López Lara, «se desarrolla en la época de los años setenta, concretamente entre 1975 y 1977, con un recuerdo constante a una etapa maravillosa surgida a partir del mayo francés del 68. Es un cántico de amistad entre dos chicos y una chica que forman un triángulo perfecto, con un texto que está en la línea de un cine francés tipo El rompepelotas, donde se muestra la convivencia con todo tipo de libertades, con un argot muy de ahora y de la calle y con unos hechos cotidianos que ocurren en la vida misma. Es una obra vivencial y divertida, con una inyección de risa amarga, que dice cosas tristes y que va a ser comprendida especialmente por las personas que tienen ahora alrededor de los treinta años.»

«La obra también plantea», añade, «la marginación de unos jóvenes, la soledad y la incomunicación. Quizá tenga algunos rasgos de nostalgia, aunque los actores dicen que es tierna, dentro de una tendencia anarco total. No he intentado hacer una obra que se califique de progre. Los personajes tienen una serie de vivencias que indican una forma de vida muy definida. Aunque aparezca el argot de la calle, la basca, el rollo y los porros, pienso que no es una obra oportunista y que, además, no va a gustar a los pasotas, ya que se les critica de alguna forma. Va dirigida a la gente de treinta años que ha podido tener las experiencias que refleja la obra. En el montaje no he marcado en exceso a los actores.»