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No hay razones para cambiar el mensaje socialista, según Bustelo

Francisco Bustelo, defensor de la ponencia política marxista en el XXVIII Congreso del PSOE -y considerado desde entonces como radical- intervino ayer en el debate interno organizado por la Federación Socialista Madrileña, con una exposición en la que dijo que si alguien ha dado bandazos ha sido Felipe González. Afirmó que no existe base científica para defender la necesidad de un cambio cualitativo en el mensaje socialista, y que si se ganan 500.000 votos por la derecha se pierden por la izquierda, e insistió en el reconocimiento de tendencias.

El conferenciante expresó su extrañeza de que Felipe González hubiera alegado razones éticas «tan a última hora», y atribuyó su decisión de no presentarse a la reelección a una postura de despecho -la mayoría del partido no aceptaba lo que él proponía- o incluso a una estrategia de colocar al partido en dificultades, puesto que Felipe González sabía que su sustitución, en unas pocas horas, era prácticamente imposible.«¿Cómo se explica», se preguntó el conferenciante, «que su conciencia impidiera a Felipe ser el secretario general del partido y, sin embargo, no le estorba para ser su portavoz en el Parlamento, lo que equivale a seguir siendo el líder de la oposición?».

Respecto a la definición ideológica propiamente dicha, el señor Bustelo afirmó que convertirse en un partido simplemente progresista y reformista es dejar de ser auténticamente socialista. «España no es Suecia», dijo, «y aquí hay un millón y medio de parados, un millón de jornaleros agrícolas y varios millones de analfabetos todavía. Resulta difícil entender que cada grupo social haya de recibir un proyecto político diferenciado o sectorializado.»

Asimismo se refirió a las «gravrísimas deficiencias» del funcionamiento interno en los tres últimos años; citó como ejemplo al grupo parlamentario, que en toda la elaboración de la Constitución fue consultado sólo una vez -respecto a la pena de muerte-, y aseguró que el funcionamiento ha sido el de un partido leninista, que ni consulta antes ni explica demasiado después. En cualquier caso, este debate es muy traumático y no va a poder resolverse en los pocos meses que faltan hasta el congreso extraordinario, por lo que sería mejor exponer las posiciones y formar una ejecutiva de síntesis, pero eso implica reconocer que existen corrientes distintas en el partido.

En el extenso coloquio posterior al acto, Pablo Castellano intervino para decir que el PSOE tiene alguna responsabilidad por haber vaciado de contenido a esta democracia, y que no comparte opiniones en el sentido de que no se podía haber hecho otra política.

Roberto Dorado expresó su temor de que el debate no enriqueciera al partido, pese a su utilidad inicial, y pidió a Bustelo que ya que desde hace tiempo viene siendo la alternativa personal de oposición, debe aclarar si presenta su candidatura a secretario general y si es partidario o no de la unión de la izquierda.

José Manuel Morán aseguró que no cuestionaba la ética de Felipe González, pero le gustaría saber cuáles son los condicionamientos nacionales e internacionales en los que está sumido el PSOE -alusión, al parecer, a unas palabras de Enrique Tierno durante la jornada final del XXVIII Congreso, en que vino a insinuar la existencia de presiones de la Internacional Socialista y de los poderes fácticos para que no fuera secretario general alguien distinto a Felipe González-, y expresó su temor de que si el partido se ocupa sólo del corto plazo, en el fondo esté aceptando el papel que la derecha le asigna,ser «la otra cara de la moneda» de UCD.

En respuesta a varios de los planteamientos hechos, el señor Bustelo contestó que la conveniencia de la unión de la izquierda depende de la relación de fuerzas, y que tal vez Tierno se hubiera expresado mal en su alusión a las presiones existentes. Asimismo hizo un elogio a militantes veteranos del partido -citó los nombres de Sócrates Gómez y Manuel Turrión- apartados de las tareas parlamentarias pese a sus servicios a la clase obrera.

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