El Sorolla adquirido por la Diputación valenciana pudo haber ido a Japón
Para evitarlo, el presidente de la Corporación superó el límite aceptado por los partidos para las pujas
El cuadro Pescadores valencianos, de Joaquín Sorolla, adquirido anteayer en Londres por la Diputación de Valencia, en una subasta de Sotheby's, pudo haber ido a parar a Japón si el presidente de la Diputación valenciana, el socialista Manuel Girona, hubiera respetado el tope fijado para las pujas por sus compañeros de Corporación, centristas y comunistas.
El límite que habían acordado los tres partidos citados oscilaba entre los diez y los doce millones de pesetas. El cuadro fue adquirido por unos veinte millones de pesetas. El presidente de la Diputación dijo, explicando el gesto que ha devuelto el cuadro de Sorolla a Valencia: «Pensé que era una oportunidad única. que no debía dejar escapar, así que apreté la cifra, porque el cuadro se iba a Japón.»El señor Girona hace alusión a su competidor en la puja, un japonés que hasta el final estuvo próximo a quedarse con el famoso cuadro de Sorolla. También participó en la subasta la Galería de Subastas, de Valencia, que pujó hasta las 100.000 libras (unos dieciséis millones de pesetas). Un portavoz de la empresa explicó que no superó su oferta porque un precio más alto hubiera hecho difícil la comercialización de la famosa obra.
El cuadro adquirido así por la Diputación valenciana será expuesto, cuando llegue a España, en el Museo de Bellas Artes, de Valencia, junto con otros cuadros de Sorolla que ya tiene la mencionada Corporación. Entre esas obras se encuentran El crit del palleter (El grito del palleter, referido a un personaje popular, republicano, de Valencia) y El padre Jofré, protector de los locos. Cuando esa exposición se clausure, Pescadores valencianos será colocado en un lugar de la Diputación que ya está siendo acondicionado para ello.
No hay aún fecha fija para que Pescadores valencianos sea trasladado a España. «Ya veremos de dónde sacamos el dinero para pagarlo», comentó con ironía el presidente de la Diputación. Cuando los representantes de UCD y PCE en la Corporación valenciana tuvieron noticia de la cantidad por la que la Diputación había adquirido el cuadro de Sorolla mostraron su sorpresa, pero, tras una breve reflexión, los portavoces de ambos partidos acordaron que la decisión había sido la acertada porque aseguraba para Valencia un importante cuadro pintado por un gran artista del país.
El nieto de Sorolla, Francisco Pons Sorolla, especialista en arte, ha descrito las circunstancias que concurren en el famoso cuadro de su abuelo. Lo pintó en 1903 y un año más tarde lo presentó en una exposición celebrada en Berlín. Un coleccionista alemán lo adquirió más tarde y su familia lo ha conservado hasta ahora, cuando decidió ofrecerlo a Sotheby's para su subasta.
«Esta obra», ha explicado el señor Pons Sorolla, «pertenece a la gran época de mi abuelo». Es uno de los mejores exponentes de las pinturas de Sorolla acerca de las playas valencianas. La operación por la que ha sido devuelto a su tierra el cuadro, señala el nieto del pintor, no puede calificarse estrictamente en base a circuristancias económicas. La Diputación no ha perdido dinero. Tampoco puede decirse, en este, caso, que la cotización haya sido excesiva, si se tiene en cuenta que en una reciente subasta un apunte impresionista francés de principios de siglo alcanzó en el mercado internacional una cotización similar. Por otra parte, ésta es la cotización más alta que alcanza una obra de Sorolla, uno de cuyos cuadros fue subastado el pasado mes de mayo por Sotheby's, en Nueva York, por nueve millones de pesetas.
Babelia
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