Debate sobre la poesía española en el Ateneo
La poesía española está falta de difusión, según la mayoría de los participantes en la mesa redonda sobre la situación de la poesía actual, que se celebró en el Ateneo de Madrid el pasado viernes, organizada dentro del ciclo Literatura y crítica españolas contemporáneas, por la asociación colegial de escritores en colaboración con el Ministerio de Cultura.La necesidad de un apoyo estatal para la poesía, y particularmente para la publicación de los jóvenes, fue uno de los temas que dividieron la discusión. Mientras algunos consideraban que en este país no se lee y que no se publica bastante poesía, otros, comenzando por José Luis Cano y siguiendo por Gabriel Celaya -que defendía las pequeñas revistas de grupo poético- y Juan Antonio Masoliver opinaron que se publica demasiada y que podría resultar perniciosa la intervención estatal, la presencia de «funcionarios» en la selección de la poesía. Este tema derivó al de la infraestructura cultural del país -Félix Grande comparó la estructura de los escasos lectores españoles de librería con la de los muchos lectores de bibliotca suecos, por ejemplo- y al de la educación de un lectorado de poesía desde la escuela.
El tema de la escuela conectaba también con el de las tendencias literarias. Mientras, primero, Félix Grande y, luego, Jacinto López Gorgé plantearon la necesidad de que la poesía se entienda y de la deshumanización de la poesía, que, según el señor López Gorgé, «se, hace ahora», todo esto a favor de un lenguaje, directo y supuestamente inteligible, el escritor y crítico andaluz Rafael Pérez Estrada, José Hierro, Masoliver, Rosa María Pereda y José García Nieto defendieron la posibilidad de la poesía difícil en tanto que investigación y prueba de conocimiento, de otros conocimientos, por parte del hombre: del lector y del poeta.
Concha Zardoya redondeó el tema comenzado por José Luis Cano, de la situación y actitud del crítico, y recalcó su papel como orientador de lecturas y de conocimientos. Salustiano Masó hizo una crítica a la tendenciosidad de las revistas de poesía, y especialmente a la estatal; Víctor Claudín planteó la necesidad de una política cultural real por parte del Estado. Carlos Vélez habló de los recelos de los poetas frente a la difusión en televisión, y Eladio Cabañero y Manuel Lacarta, receloso este último, pidieron protección para los poetas.
Babelia
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