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Mugabe piensa formar un Gobierno de reconciliación nacional en Zimbabwe (Rodesia)

Tras su arrolladora victoria en las elecciones generales rodesianas el primer ministro electo de Zimbabwe, Robert Mugabe, inició ayer una serie de conversaciones con los líderes políticos nacionales encaminadas a dotar al país de «un Gobierno ampliamente representativo».

Aunque Mugabe no precisa de ninguna coalición por el amplio margen de su victoria, ha accedido, sin embargo, a los deseos expresados por el gobernador lord Soames de constituir un Gobierno «de amplia base» en pro de la reconciliación nacional.El partido de Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZANU) obtuvo 57 de los ochenta escaños asignados a la población de color en las elecciones generales celebradas los días 27, 28 y 29 de febrero. Los otros veinte escaños de la Cámara baja, hasta un total de ciento, estaban reservados a la minoría blanca y fueron ganados en su totalidad por el Frente Rodesiano de lan Smith.

En su primera alocución al país, el miércoles por la noche, Mugabe anunció sus planes de constituir un primer Gobierno de unidad nacional, lo que parece implicar, sin duda, una representación del Frente Rodesiano de Smith en el primer Gabinete.

En este sentido, el nuevo primer ministro se reunió ayer por la mañana y por la tarde con su antiguo aliado en la lucha por la independencia y líder del Frente Patriótico, Joshua Nkomo, cuyo partido obtuvo veinte diputados en las elecciones. En las conversaciones, ambos dirigentes nacionalistas, que controlan 77 escaños en la Cámara discutieron la participación de los hombres de Nkomo en el futuro Gobierno y el papel reservado al veterano dirigente del Frente Patriótico, considerado como el «padre del nacionalismo» rodesiano. No es ningún secreto que Mugabe desearía ver a Nkomo como presidente del nuevo Zimbabwe, lo que supondría un afianzamiento de las posiciones de los dos antiguos aliados en la lucha por la independencia.

Igualmente, Mugabe se reunió con su antiguo enemigo lan Smith. La entrevista de ayer es la segunda que celebran los, hasta ahora, irreconciliables enemigos, que se reunieron el pasado lunes, cuando empezó a configurarse la arrolladora victoria de Mugabe.

Todo parece indicar que el dirigente del ZANU va a tomarse un tiempo prudencial en la formación del Gobierno, con el fin de presentar un Gabinete de unificación nacional, que intente restañar las heridas de siete años de guerra civil y odios, de desconfianzas profundas.

Elegir el Senado

El paso siguiente en el proceso hacia la independencia es la elección del Senado o Cámara alta, por medio del sistema de votación indirecta. De acuerdo con la Constitución, el Senado consta de cuarenta miembros, diez de los cuales son elegidos por los diputados blancos, catorce por los negros, diez por el Consejo de Jefes Tribales y seis de designación directa por el primer ministro. Una vez constituido el Senado, las dos Cámaras del Parlamento elegirán en sesión conjunta el presidente de la República, a quien el gobernador británico entregará los poderes. Un portavoz de lord Soames ha declarado que es «mecánicamente ¡mposible» completar ese proceso antes de dos semanas, por lo que, la proclamación oficial de la independencia no se producirá hasta finales de marzo.Entre tanto, la tranquilidad en todo el país y, sobre todo, en las ciudades es realmente asombrosa y contrasta con los desórdenes registrados en otros países africanos en su acceso a la independencia. Nadie diría, paseándose por las calles de Salisbury, que el país acaba de celebrar elecciones generales para elegir su primer Gobierno de mayoría realmente independiente. La vida discurre con toda normalidad y no se ha perdido ni una sola hora de trabajo. Salvo unas cuantas manifestaciones aisladas de júbilo por parte de la población negra, disueltas con todo orden por los propios servicios de seguridad del ZANU, las concentraciones han sido nulas.

El dispositivo de seguridad en las entradas a la capital es verdaderamente importante, pero esas medidas han sido aprobadas por los dirigentes victoriosos en las elecciones. La calma y la tranquilidad reflejan mejor que nada el absoluto control que Mugabe y Nkomo ejercen sobre las masas del país, el primero sobre la mayoria shona y el segundo sobre su etnia ndebele. Si los dos líderes nacionalistas consiguen rehacer su antigua alianza, como les piden todos los días y de todas las formas los presidentes africanos, y Mugabe logra ahuyentar los temores y las desconfianzas de la minoría blanca, a través de un programa de Gobierno moderado, como parece ser su intención, Zimbabwe podría convertirse, en un futuro próximo en «el orgullo del Africa negra», para emplear las palabras del nuevo primer ministro, y servir al mismo tiempo de motor de riqueza y bienestar para rehacer las deshechas economías de los países limítrofes, principalmente Zambia y Mozambique, que se encuentran en una situación verdaderamente límite. Esto, naturalmente, si las superpotencias no deciden otra cosa.

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