Las elecciones vascas
«(...) Un representante del partido gubernamental ha dicho, con mucha razón, que la abstención había, sobre todo, afectado a las personas indiferentes a la autonomía, es decir, que había perjudicado a los partidos españolistas. Esto no ¡mpide que el partido del Gobierno sufriera una evidente derrota que debería hacerle meditar. (...)UCD paga el precio de los errores acumulados por Adolfo Suárez y de una política que ha llevado a, un deterioro progresivo de la autoridad del Estado y casi a su desaparición física.
Madrid ha reforzado localmente su aparato policial para enfrentarse a la guerrilla, pero los ministros no aparecen prácticamente jamás por allí. Desde su ascensión al trono, el rey Juan Carlos no ha podido desplazarse para visitar a sus compatriotas del norte. Suárez no se acuerda de ellos más que en período electoral, al igual que de los habitantes de otras regiones. En vísperas del escrutinio ha hecho breves apariciones en las capitales de las tres provincias, y solamente ante círculos restringidos. (...) Se comprende que los responsables del poder central en Euskadi se sientan aislados, algunos afirman que abandonados.
En lo que respecta al Partido Socialista, ha perdido una vez más1a ocasión de demostrar a los vascos la sinceridad de sus sentimientos autonomistas. Ha ido derecho al fracaso al oponer en el transcurso de su campaña electoral nacionalistas y socialistas, dando la impresión de dividir al País Vasco en dos comunidades: ha buscado sobre todo los sufragios de la población emigrada, importante en los suburbios obreros, cuando esta última se encuentra ya enraizada, como se demuestra al votar cada vez más por los partidos nacionalistas.»
11 de marzo
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