Artísticamente útil
A menudo se leen protestas contra las corridas de toros. Incluso -en este diario- se publicó una carta, creo que firmada por el presidente de la Sociedad Protectora de Animales, en la que proponía que todas las naciones nos hicieran el boicoteo en todos los terrenos hasta conseguir que los españoles suprimiéramos tan salvaje fiesta... Y bien, ¿no se dan cuenta estas compasivas voces que defendiendo al toro como individuo le atacan como raza, como especie, que es mucho más grave? Porque, a ver quién es el guapo que se iba a dedicar a la cría de toros bravos; no tendríarazón de ser. Y lo que hay en los zoos no se parece en nada a un toro de lidia, o no tiene ocasión de demostrarlo, que es lo mismo.«Fiesta salvaje», ancestral, sí; pero a veces bella. Y ahí es donde debemos poner el acento y el grito: para reclamar que se intente por todos los medios que sea siempre bella; que no se mermen las facultades del toro más de lo imprescindible, evitando así que todas las ventajas sean para el torero y respetando los, digamos, derechos del animal. Que le den una muerte digna y que ese terrible cuarto de hora que le antecede sea artísticamente útil. Este debe ser el clamor de los aficionados a las corridas de toros, como es natural, y también de los defensores de tan precioso animal, entre los que me cuento.
Lógicamente, tampoco acepto que afeiten los toros en las corridas de rejoneadores. ¿Qué un caballo de rejoneo es carísimo? Pues eso, que lo cuiden, pero no a costa de cuernos. Pueden suprimir, por ejemplo, la memez de la rosa y colocar banderillas de metro y medio o así, pero que serían más meritorias al tratarse de una res entera./
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