Los acuerdos de la OPEP en Viena elevan en un dólar el coste medio del barril de petróleo importado
Los acuerdos de Viena de la OPEP, pese a que formalmente rebaja en dos dólares el precio oficial del barril de petróleo, suponen de hecho un ligero aumento del precio medio del barril importado por España, aunque el incremento tan sólo afectará en algo menos de un dólar por barril a nuestro volumen total de importaciones petrolíferas. Por dicha razón, no es de esperar una subida inmediata de los precios de los productos energéticos, y más si se tiene en cuenta que nuestra factura petrolera se ha beneficiado de la caída del mercado del crudo registrada desde el pasado junio.
Los acuerdos de Viena suponen para el mercado mundial una subida de dos dólares en el precio del barril saudí y una congelación efectiva de los precios que cargan los doce restantes miembros del consorcio petrolero. Como Arabia Saudí ha anunciado su intención de mantener alto su volumen de producción durante este año, todo hace suponer que los precios reales en el mercado permanecerán estables, al menos, durante los tres próximos meses.Para España, que importa un tercio de sus necesidades anuales de petróleo de Arabia Saudí, los acuerdos de Viena supondrán algo menos de cincuenta millones de dólares más (3.000 millones de pesetas) en la factura petrolera de este año, cantidad que no es excesiva considerando la magnitud de la propia factura: más de 13.000 millones de dólares. Por dicha razón, no sería justificable un nuevo incremento en los precios energéticos, a menos que éste sea sólo un ajuste. Hay que tener en cuenta a este respecto que la última subida de los precios energéticos en España se hizo sobre la base de una eventual subida saudí a 32 dólares/barril, extremo que no se ha cumplido.
El dato más alarmante de los difíciles acuerdos de Viena, sin embargo, no es la cuestión precios, sino el supuesto «entendimiento secreto» entre los trece países del cártel petrolero para reducir efectivamente su volumen de exportaciones. Aunque el jeque Yamani, ministro del Petróleo saudí, aseguró en la capital austriaca que si país no reducirá el alto nivel de producción de crudo (9,5 millones diarios de barriles) durante este año, sí cabe esperar esta reducción en un millón de barriles hacia el 1 de enero de 1981. Asimismo la agencia de noticias de los Emiratos Arabes Unidos ha confirmado que los trece ministros acordaron rebajar la producción en un 10%, presumiblemente de una forma pausada.
El impacto de cualquier corte en la producción será inmediato en el mercado mundial de crudos. Desde el pasado junio, y gracias a un menor consumo de crudo en los países industriales (por culpa de la crisis económica), el exceso de petróleo en el mercado es de casi dos millones y medio de barriles diarios. Un corte de producción del 10% en un volumen global de producción de la OPEP de veintisiete millones de barriles eliminaría este exceso de crudo y equilibraría mercado.
La consecuencia directa de este equilibrio será inevitablemente el fin de la bonanza que los países consumidores han disfrutado en los últimos meses. El exceso de producción de crudo OPEP, en unos momentos de baja de la demanda, ha forzado a los países exportadores a reducir sus precios, bien por la vía de vender sus crudos más baratos en el mercado spot, bien eliminando las primas de calidad y explotación que cargaban por encima de sus precios oficiales.
Esta situación puede dar la vuelta a finales de este año, según estiman los expertos petroleros occidentales. La reducción esperada en los niveles de producción saudí, junto al equiparamiento de sus precios a los del resto del cártel, permitirá a los países radicales regresar a sus métodos tradicionales de vender su crudo al mejor postor, lo que equivale a decir que a mayores precios.
La única incógnita que se presenta sobre esta perspectiva es que Arabia Saudí, que fue capaz de imponer a una dividida OPEP su propia fórmula de precios gracias a la manipulación del mercado durante los pasados seis meses, consiga también hacer regresar al cártel hacia posiciones razonables y favorables al mecanismo de modificaciones automáticas de precio a largo plazo.
Existe la certeza en medios petroleros a este respecto que íos acuerdos de Viena suponen un primer paso hacia la aceptación global por toda la OPEP de esta fórmula, que significará subidas automáticas cada tres meses. Este primer paso ha sido el abandono en Viena, al menos oficialmente, del sistema de doble precio, que se creó en Ginebra el pasado año; es decir, uno mínimo para el arabian light (de referencia) y otro máximo para los crudos de máxima calidad.
La vuelta a un solo precio de referericía se acerca en este sentido a las demandas del jeque Yamani contenidas en el informe del comité de estrategia de la OPEP. Este informe, en el que se propone la fórmula automática de subida de precios, ha sido causa de fuertes enfrentamientos en el seno de la reunión triministerial de Viena, y a punto estuvo de convertir el cártel en un organismo vacío, en lugar del cártel de dominio del mercado que pretende ser.
Ha sido curioso comprobar, sin embargo, que, después de tres días agrios de enfrentamientos, las decisiones adoptadas por la 58ª conferencia extraordinaria, iniciada como una reunión consultiva, coinciden básicamente con las demandas saudíes. Ahora, con un precio de referencia de treinta dólares y unos precios del resto de países más o menos contenidos, es muy posible que la OPEP pueda en su cumbre de jefes de Estado de Bagdad, el próximo noviembre, convertir en oficial ese supuesto compromiso alcanzado en Viena. Si así ocurre, el mercado del crudo será mucho más estable en los próximos años y, aunque el precio suba en términos reales, los países consumidores sabrán de antemano en cuánto y por qué.
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