A los ochenta años puede ser condenado a treinta por asesinato
Alfredo Pérez Rodríguez, un minero jubilado de ochenta años de edad, es actualmente el preso más anciano de la cárcel Modelo de Barcelona, y probablemente sea también el más anciano de España. El próximo miércoles será juzgado por un tribunal de la Audiencia Provincial de Barcelona, acusado de un delito de asesinato. El fiscal pide para él una pena de treinta años de prisión.
Independientemente de cuál sea el fallo judicial, los familiares piensan solicitar al Consejo de Ministros y al Rey que, en atención a su avanzada edad, Alfredo Pérez pueda cumplir condena condicional. En la cárcel Modelo todo el mundo, desde el director hasta el interno de más reciente ingreso, le conocen por el apodo de el Abuelo.Según la acusación, en la tarde del día 6 de abril de 1978, el Abuelo entró en el bar La Huerta, de Tarrasa, hacia las siete de la tarde. De acuerdo con las declaraciones que prestó luego en el sumario, allí encontró a otro anciano que «tiene cara de mono» y suele'«hacer monerías». Le dijo que «debía estar en Brasil o en la India, donde se crían los monos». El arrendatario del establecimiento, José Escudero Rivas, de 33 años, de edad, le dijo que no molestara a los clientes y se marchara. Indignado por la recriminación de que había sido objeto, Alfredo Pérez abandonó el bar y se dirigió a su domicilio. Allí cogió una navaja y se la llevó al bolsillo, en un gesto que el fiscal interpretaría, al calificar la causa, como demostrativo de premeditación.
De nuevo en el bar, el anciano se situó junto a. Ea barra y pidió un vaso de vino con el que acompañar un puñado de avellanas que guardaba en la chaqueta. José Escudero se negó a servirle y le volvió a decir que se marchara. Entonces el arrendatario recibió un navajazo en el pecho, a consecuencia del cual falleció minutos después. Alfredo Pérez Rodríguez fue sacado del establecimiento por varios testigos y se fue a su piso, donde le detuvo la policía. Al día siguiente, le dijo al juez que no recordaba cómo se había producido el pinchazo y que en el momento de efectuarlo estaba loco.
Un hombre primitivo
En prisión, el Abuelo ha sido examinado por dos médicos psiquiatras. En su informe, éstos han hecho constar que «se trata de un hombre bastante primitivo, algo agresivo, sobre todo cuando toma alcohol, y con unas aptitudes mentales actualmente disminuidas por la edad». El dictamen añade que «su control instintivo es también escaso». Sobre sus antecedentes personales, menciona la «prácticamente nula escolaridad» y los muchos años de trabajo en la mina, donde contrajo silicosis. Padece también diabetes y sordera, y en una de las veintitrés ocasiones en que ha sido trasladado de la cárcel al hospital clínico, fue operado de cataratas.En la actualidad, Alfredo Pérez cobra una pensión de 16.000 pesetas. Sus hijos -dos de los cuales tienen carné de paro y un tercero quedó inválido hace once años al caer de un andamio carecían de medios para pagarle un abogado, por lo que le ha sido designado de oficio. Este letrado, Jordi Claret Andréu, ha pedido que otros dos psiquiatras examinen al anciano antes del juicio y emitan un nuevo informe ante el tribunal.
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